LA ÉTICA Y LAS GALLETAS


FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO

Por su precio de G. 9.900 por kilo, este panificado se ganó el calificativo de “galletas de oro”. El ministro señala que no se trata de un panificado común y que de ninguna manera se puede comparar estas galletas con las que se venden en los supermercados, que cuestan poco más de tres mil guaraníes por kilo y “son incomibles al día siguiente. Esta galleta no es una galleta común. Es un panificado enriquecido a base de soja, maní, huevo, manteca, levadura, azúcar, que tiene una formulación especial que es única en el Paraguay. Algo por el estilo hace en forma de galletita Nutripan, y un producto similar en La Vienesa cuesta 31 mil guaraníes el kilo. No es la galleta de supermercado, no es la galleta común. Esta galleta es enriquecida, de primerísima calidad y debe mantener el sabor durante seis, siete días”, indicó. (ABC 26/04/2007)

Recuerdo perfectamente que tomabámos leche en la escuela de “Yhacá” -San José de Los Arroyos- era en los años 70. En mi casa siempre se ordeño vaca, hasta hoy. Siempre se hizo queso, hasta hoy, pero la mayoría de la gente de la región no tenía este “privilegio” y el gobierno de aquella época hacía llegar a las escuelas un tipo de leche para los alumnos. Seguro que era parecido a las galletas de la esposa del ministro. Por que si fuese una leche “tipo supermercado” seguro que se cortaría al día siguiente. Ahora quiero saber ¿la esposa de quién ministro era la que proveía aquella leche a los niños de las escuelas en aquel entonces?

Vamos a suponer que las palabras del ministro sean verdaderas: El tipo es espectacular, patriota. Sabiendo que la fabricación de las galletas quedase en manos de “empresarios no tan serios como su esposa” los niños corrían el riego de no consumir los productos que él mismo diseñó con los nutrientes adecuados. y, para asegurar la calidad del producto, un día le convenció a su dignísima esposa al sacrificio de abrir una panadería y meterse a fabricar o cocinar estas galletas. ¿Puede ser? Claro que sí. No todos los paraguayos son corruptos, no todos los ministros son ladrones, ni todos los panaderos son “incomibles”. El problema es, ¿cómo convencer a la sociedad sobre esa preocupación ministerial? ¿Será que el ministro no pensó en esa posibilidad con su señora? Para mí, no barajaron esa posibilidad. Como ministro trabaja mucho y llega tarde a su casa y la panadería abre temprano y la dueña tendría que acompañar la fabricación de las “galletas especiales” sinceramente: no hay tiempo para nada.

Ahora, partiendo de la base que todo lo que el “ministro galletero y su mejer galletera” (si no fabricase galletas sería sólo ministro, pero también fabrica galletas, nada más justo que agregarle el título del cargo: ministro. El cargo empresarial: galletero) dijo sean verdaderas, eso significa que los supermercados están vendiendo galletas podridas. Cabe al MH, al derecho del consumidor, al MP, al MSP, a las municipalidades, en fin, a todos los órganos que cuidan de alguna forma la salud pública, allanar los supermercados y analizar que tienen las galletas del ministro que las galletas de los súper no tienen. Es una denuncia seria. También la sociedad debiera saber que tiene los panes de “La Vienesa” que las galletas del ministro no tienen. Por el precio que dice el ministro es un robo. El (MIC) y el de hacienda deben actuar y ver si no es abuso vender una galleta a 31.000 y que nada tiene a más que las galletas del ministro.

Además, es la primera vez que se oye, por lo menos yo, que la calidad de un producto entregado a los niños y comprados por el Estado es de mucho más calidad que los que son vendidos en los supermercados de la ciudad para toda la sociedad. Es inédito. Aquí en el Brasil, eso corresponde a un cuento de hadas. Generalmente, no en el Paraguay, los precios son más caros y los productos de menos calidad. En otras oportunidades, no en el Paraguay, las empresas cobran y ni entregan los productos, y cuando entregan, entregan menos de lo que deberían. Sinceramente: ¿de que se quejan?

Ministro: la idea de la galleta reforzada es espectacular, le felicito, pero la idea de fabricar esas galletas no me parece ética. Si yo fuera ministro no aceptaría la presión de la patrona.

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