Generación paraguaya huérfana



FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO

Según estimaciones de la Embajada paraguaya en Madrid, 50.000 connacionales viven en la Madre Patria. De ellos, un 66,2% son mujeres y 33,8% varones. (15.000 ya obtuvieron su radicación). Según la Casa Paraguaya en España, en cambio, la cifra de compatriotas llegaría a los 70.000. (Uhora 13/05/2007)


Hubo generaciones enteras que se “escaparon” a la Argentina principalmente en busca del soñado paraíso. Muchos se quedaron y allá viven hasta hoy día –conozco a varios- La gran mayoría volvió y continúa tan como antes. Sin estudio y sin trabajo digno. Recuerdo perfectamente en la década del 70 cuando era aún yo muy niño, nos íbamos a la casa de los vecinos que volvían y traían consigo los novedosos Tocadiscos y sus parlantes. Colocaban amarrados en los árboles y la fiesta estaba hecha. Era toda una novedad. Paraguay entonces vivía en el atraso profundo tecnológico, económico y político. Buenos Aires era el paraíso.

Recuerdo de otra generación, entre ella la mía, que empujado –en el buen sentido- por los padres, generalmente la madre, dejó sus casas y se marcharon a la capital Asunción para poder estudiar más o simplemente encontrar “trabajo”. yo, con sólo diez años, en 1975 desembarqué en la Avenida Eusebio Ayala y el legendario Mburicaó para una aventura estudiantil. Como decía mi madre: para ver si salíamos alguien. Nos amontonamos en la casa que mi abuelo compró en compañía de unos cinco primos de edad universitaria e iniciamos nuestro caminar rumbo a la ciencia, a los estudios en el extranjero, etc. Debo decirles que todos de aquel pelotón llegaron a sus metas. Todos tuvimos la suerte de estudiar, incluso en una universidad extranjera. Todos. Elena, León, María, Roque, Juan y yo.

Pero la generación de hoy vive un momento diferente. Creo que se trata de un fenómeno nuevo. Los padres, principalmente las mamás, están saliendo y yéndose a España –no se trata de ir a Buenos Aires – como antes. Es lejísimo, se llega quizás en un día también, pero el costo es inmenso. El Euro vale más, pero el costo de vida en España es cara y además hay que mandar la plata a los hijos que quedaron, entonces ya no sobra para el pasaje. Al mismo tiempo, aun si pudiera pagar, nadie querrá arriesgar una nueva y dudosa entrada.

Lo que en realidad me preocupa y a toda la sociedad, menos al gobierno nacional, es cómo será esta generación en el futuro. ¿Será más fuerte? ¿Será más débil? ¿La falta de afecto la perjudicará o la fortalecerá? Habrá muchas teorías, pero espero que suceda lo último, porque de lo contrario sería una catástrofe nacional. Toda esta discusión viene a colación porque esta semana festejamos nuestra “independencia” y también el día de la madre. Por eso, la importancia del tema.

El amor paterno y materno es fundamental para moldear el carácter del ser humano. Yo salí de mi casa a los diez años y de mi país a los veinte. Sufrí mucho. Añoraba mi San José querido, mi Yhacá, mi valle. Pero bastaban dos horas para que todos los sábados esté en mi casa. Y cuando estudiante en el Brasil, podría venir, salir y entrar a “cualquier hora”. Es diferente. Claro, no teníamos la facilidad tecnológica que hoy, pero no tengo dudas que recibir una carta escrita y abrir un sobre del correo tradicional, es mucho más placentero que el abrir el e-mail. Soy del tiempo de las cartas y también hago uso productivo y frecuente de la tecnología actual.

A seguir las palabras de esos hijos - “Mamá vino en las vacaciones de invierno del año pasado. Llegó un sábado 8 y se fue un domingo 24. Yo me acuerdo bien de esos días, desde entonces dije que me iba a acordar de esas fechas y me acordé”. No hay como no notar tristeza en estas palabras. Actualmente yo sigo viviendo en el Brasil, muy lejos de mi madre también, la añoro mucho y ella también, pero ella está en su casa, en su lugar de origen. Yo soy un ciudadano del mundo adaptado a este ambiente. Además aquí ya tengo una familia propia: esposa e hijas que están conmigo. A esta altura del campeonato, es natural que ya no viva con mis padres y que el contacto sea por teléfono. Aún así puedo salir y entrar al Brasil la hora que quiera. No es caro tampoco. Sólo es cuestión de tiempo.

No hay paraguayo que viva fuera de su país, aún en las condiciones como la mía, que no se emocione al leer este reportaje. Les comenté a algunos compatriotas que viven en la Argentina, distante como yo y también se emocionaron mucho. Y lo peor: a pesar de los setenta mil compatriotas que viven en España, hasta hace muy poquito tiempo el país no tenía embajador en tierras españolas. Para que vean la importancia que el Estado le da a la situación de estos ciudadanos paraguayos huérfanos de patria, de familia, de atención, de todo. No es fácil.

Nicanor se pasó todo el gobierno pensando en su reelección. No tuvo tiempo para preocuparse por la nación guaraní que de a poco se trasladaba a España. Nuestro índice de emigración llega al de africano que por motivos obvios también busca aventurarse por tierras extrañas. En otra oportunidad escribía yo jugando. Vamos a reelegir a Nicanor porque hizo del Paraguay un país de primer mundo. Al término de su mandato casi la mitad de la población vivirá en España.

¿Qué más quiere mi cristiano? ¿Quiero saber que vamos a hacer del territorio paraguayo? “La nación guaraní está ahora en EUROPA”, física o mentalmente. No hay nadie que no tenga una mamá, una vecina, tía, padre, comadre, cuñada o conocida que trabaje en España. La mayoría de los medios escritos y radiales apunta sus programaciones al público hispano. Ya nadie le da bola a los que viven en el Paraguay. Yo por ejemplo auspicio un programa de radio desde aquí para que los paraguayos en el Paraguay y en el extranjero lean mis ideas y mis escritos en un blog. Pero me da mucho miedo un día volver al Paraguay y encontrar un cartel que diga “AQUÍ UN DÍA VIVÍA LA NACIÓN GUARANÍ, NÓMADAS, HOY VIVE EN ESPAÑA” mbatekopa!
profesorprieto@yahoo.com.br


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