A PESAR DE TODO...

“Quién nunca se equivoca, no está aprovechando correctamente las oportunidades de la vida”
Woody Allen.
FGIP
Este año, 2008, ha abierto sus puertas un tanto distinto. En menos de dos meses pude probar “el sabor del pan que el diablo amasó”. Es que cuando abarcamos muchas cosas, corremos ese riesgo. Pero es que alguien necesita hacer algo, porque de lo contrario esta nave puede navegar a la deriva, es decir, sin rumbo. Mucho más de lo que ya está.

El primer episodio todos los que me conocen y leen este espacio saben: la defensa que hice del país y de las universidades paraguayas, en relación a los cursos de postgrado. Hubo publicaciones imprecisas respecto al tema y como conocedor de la misma intenté, a través de una carta al medio, para colocar las cosas así como ellas lo son. Pero mi verdad pudo menos que la “verdad” de ellos. Por el momento. O sea, uno deja familia, trabajo, gasta mucho dinero para estudiar y alguien viene a poner defectos en eso. Es como para dejarle a cualquiera, sin ánimo, pero como decía el Quijote “Cuando los perros ladran es señal de que estamos caminando

Al mismo tiempo recibo la información desde Brasil que un fiscal laboral arrogante y grosero entra en la empresa, no sé al mando de quién, pide documentos de hace diez años, amenazando a todos los empleados y a la empresa con multas millonarias, por si encuentre alguna irregularidad. De paso anula todas las fiscalizaciones anteriores del propio ministerio y sus otros colegas y ordena que en una semana se le ponga en la mesa todos los absurdos pedidos. O sea, uno se esfuerza para producir, crear puestos de trabajo, mejorar el nivel de educación de la gente, pagar todos los impuestos, cumplir al día con los compromisos que todo eso acarrea y te llega alguien que vive de los impuestos pagados e intenta colocarte, sin conocer la verdad, en una situación delicada. Da ganas de parar, pero alguien tiene que producir. Hay mucha gente dentro del gobierno que tiene que gastar las tarjetas corporativas. Eso las pagan los que producen.

Y para colocarle el broche de oro al sabor del pan del año nuevo: estaba yo enseñando en la universidad cuando suena mi teléfono móvil y al otro lado una secretaria me dice: profesor, acabamos de ser asaltadas dentro de la empresa. Tres bandidos entran de cara limpia, preguntan algunas informaciones sobre la academia y rinden a todos. Entran en la clase que se llevaba a cabo en el primer piso y rinden a todos: alumnos, profesores y funcionarios. Se llevan los celulares, dinero, joyas, relojes, fotocopiadoras de la empresa. En fin una limpieza total. Ése es infelizmente el tipo de sociedad que hoy estamos aguantando, no sé hasta cuándo, en toda América Latina. No sé si ya es síntoma de una revolución que viene de abajo por la inoperancia de los que están encima o sencillamente la falta de capacidad de nuestra sociedad de enfrentar sus propios problemas.

La violencia, según expertos, no se combate con violencia. Eso genera más violencia. Hay que combatirla con más escuelas, con más educación. El Estado que tiene la obligación de resguardar el orden, la seguridad y el bienestar de su población hace caso omiso. En realidad nadie tiene la solución. Quienes se arriesgan a resolver el problema, lo quieren hacer a corto plazo y a balazo. No hay como. Los gobiernos se preocupan mucho más por el índice del Dólar del día que por el índice del analfabetismo de su gente. Hace falta políticas públicas serias para combatir la pobreza y firmeza en la justicia para combatir el crimen. Ello existe porque de cierta manera compensa. Pero cómo llevar a cabo todo eso con políticos no serios. Es el drama de los países latinoamericanos.

En Brasil hay un dicho popular perfectamente aplicable a esta situación: “Estamos como un ciego en medio al tiroteo”. Los teóricos realistas de RI creen en la naturaleza humana ruin. Los utópicos, los idealistas, creen en la naturaleza humana buena. Leyendo los hechos arriba mencionados, cada uno puede quitar su propia conclusión.



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