VAMOS A CAMBIAR EN PARAGUAY



FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO

Hace exacto cinco años atrás contábamos los días para que el actual presidente Nicanor Duarte Frutos ganara las elecciones y en agosto de ese año asumiera la nación. González Macchi el único que fue presidente sin querer serlo, abandonaba el poder. Nicanor, en sus discursos, nos salvaba definitivamente de la corrupción, una epidemia que nos tiene contaminada por más de un siglo. Un sueño lejos de realizarse.

En aquella oportunidad, basado en sus retóricas, escribí que Nicanor aumentaría los impuestos y la recaudación, privatizaría las pocas empresas estatales improductivas del país –COPACO, ANDE, ESSAP, INC, CAPASA, etc. Y por último buscaría la reelección, pero aliándose a un partido de la oposición. Escribí también: sin alianza esa posibilidad – la reelección- no tendría éxito. Resultado: la recaudación y los impuestos aumentaron –dígase de paso- recaudó muy bien. Por corporativista y autoritario no privatizó ninguna de esas empresas. Consecuencia: COPACO está con los días contados comandado por seccionaleros y el país ocupa los últimos lugares en acceso a Internet. Las otras empresas no necesitan de relatorios.

Hoy el panorama se presenta muy diferente. Contamos los días para que salga del poder, no consiguió aprobar su reelección, y lo más insólito, no sé si para bien o para mal, la ANR perderá el poder. No nos olvidemos que si eso se confirma será única y exclusivamente culpa de Nicanor Duarte Frutos. Estamos "cambiando" porque nadie va con la cara de Blanca. Si el candidato fuera Luis Castiglioni el horizonte, ciertamente sería diferente. Nicanor ha hecho más, pero su incontinencia verbal, su incapacidad de comunicación, a pesar de ser periodista, borró toda y cualquier obra de alcance electoral. No basta ser, hay que parecer.

El domingo sin dudas habrá un cambio. El paraguay necesita y debe cambiar. Puede ser que asuma una mujer, algo es algo, aunque sea colorada. El coloradismo es como el peronismo: no tiene una cara, sino varias. Navega fácilmente de izquierda a derecha, obviamente, pasando por el centro. El cambio más severo sería la asunción de la lista de la Alianza, encabezado por el ex obispo Fernando Lugo. Ese cambio sería un giro brusco a la izquierda, sin dudas. La única esperanza que tenemos es que hay un liberal como vice. El freno de mano de Lugo es Franco.

La izquierda defiende la igualdad, los liberales la libertad. ¿Qué pasaría si una lista “Igualdad/Libertad” gana? Yo soy un fanático de la libertad, sin necesidad de ser un Liberal (PLRA) . También defiendo la igualdad, pero no en el modelo fracasado que ya todos conocemos –la pobreza compartida- Ningún régimen político se justifica quitándole la libertad a su pueblo. Ojalá nunca más vivamos esa situación. Ojala Lugo no haya tenido nada que ver con el caso Cecilia. Caso se confirme su participación, aun después de elegido, no le será fácil soportar la presión.

Hay que trabajar por la igualdad de oportunidad y que en un ambiente de libertad el país pueda desarrollarse, crecer, producir, estudiar, exportar, plantar. La autoestima necesita mejorar, eso se refleja en los medios. Somos demasiadamente pesimistas, nos hace falta una lluvia de optimismo. Los cambios suelen traer ese viento. El ambiente lo crean los políticos, el líder. OJO: no hay ningún atleta paraguayo clasificado para la próxima olimpiada de Pekín. Algunos se van por el criterio universal, nada más.

El que gane, principalmente Lugo, debe defender el Estado de Derecho. Los contratos privados deben ser respetados, de lo contrario no hay orden, progreso, mucho menos paz. La política determina la economía. La estabilidad de la primera es fundamental para la prosperidad de la segunda. Que el Estado paraguayo sea empírico (real) y no sólo jurídico (legal). A nadie le gustaría salir de casa o de su finca y a la vuelta encontrarla invadida.

También necesita decirle la verdad a la nación: Las binacionales pueden ser renegociadas, principalmente Itaipú, pero no son la fuente de nuestros problemas ni mucho menos la solución. La política externa brasileña del gobierno Lula es sumamente flexible con los países sudamericanos. O sea, hay clima y necesidad de ambas partes para la renegociación. Brasil depende de la energía de Itaipú y el Paraguay, diplomáticamente debe saber explorar esa situación. Si existió algún abuso, Lula ciertamente colocará las cosas en su debido lugar. De eso, no tengo la menor duda. No sé si seremos capaz de demostrar esa situación en la práctica.

Así también, el Paraguay debe resguardar la propiedad de los “Brasiguayos” ellos son actores importantes de la producción del agro del país. Hay que regularizar urgentemente la situación de los mismos. Que se sientan paraguayos. Esa mezcla es real, esa mezcla es irreversible, esa mezcla nos hace bien. La soberanía territorial es cosa del pasado. Vivimos la época de la integración (UE, MERCOSUR), aunque también surja la fragmentación (Leste europeo, Bolivia, etc.) El Paraguay optó por el primero - INTEGRACIÓN -y eso hace que tengamos como meta el Mercado Común: libre circulación de personas, capital, bienes y servicios.

Escribo estas líneas desde el exterior, no voy a poder participar -INFELIZMENTE- de esta importante decisión, así como muchos, millares o tal vez millones de paraguayos en esta situación. El verdadero cambio, quizás, venga cuando todos los paraguayos –los de adentro y los de afuera- podamos votar. Eso haría con que las elecciones dependan menos de las prebendas que vienen de los que están en el poder. El Congreso de la nación debe respetar ese deseo. Al final todos somos héroes: los que tuvimos el coraje de salir y los que tuvieron el coraje de quedarse. Qué Dios nos bendiga el domingo!

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