CARTA AL NUEVO GOBIERNO PARAGUAYO


FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO

Primero, no creo en cambios en cien días, pero se puede a mediano y largo plazo. Mínimo cinco años. No se engañen, Nicanor prometió terminar con la corrupción, puro discurso, él es Fruto del sistema, así como los que están entrando y prometiendo lo mismo. Los integrantes del nuevo gobierno, excepto los liberales y unacistas, que ocupan gran espacio en el gobierno Lugo, no tienen mucha experiencia en el juego del poder. Eso puede ser bueno, si es que llevan a serio el poder. Puede ser malo si es que quieren copiar al turno saliente. El primero les llevará por el camino de la pluralidad, mientras que el segundo lo tendrá atado de la colita, hasta 2013. La cola atada cuesta caro y duele mucho y huele mal.

Segundo, si es que tienen algún plano de acción inmediata, lo tienen que ejecutar en los primeros tres meses, presionar, popularmente, al congreso para aprobar leyes que desamarren el país, sin ceder nada a cambio. La corrupción, por miedo o desconocimiento del camino, en los primeros cien días, no va a florecer. Si es que desabrocha, Lugo tiene que cortar por la raíz, para que todos piensen dos veces, antes de robar. Directo a la cárcel, sin piedad.

Tercero, el Paraguay será gobernado por paraguayos, los hombres del nuevo gobierno no vinieron del Japón, Estados Unidos, mucho menos de Finlandia y Noruega. Estos últimos, nórdicos, los más transparentes del mundo. Eso significa que la corrupción está en la sangre, además la ignorancia e hipocresía. Como quiso decir, recientemente el ex presidente argentino, Eduardo Duhalde, la mediocridad, también. No se engañen. Hay gente de todas partes. Militantes izquierdistas que aún piensa que vive la Guerra Fría. Viejos mañeros, como los liberales, oviedistas y algunos colorados que sostendrán al nuevo gobierno, en el congreso y en el gobierno, a cambio ¿de qué? ¿patriotismo?

Cuarto, los colorados no están muertos, al contrario, son muy vivos. Les pondrá unas buenas zancadillas, si es que no aprenden a gobernar en treinta días. Ellos saben el secreto de todas las puertas. Para evitar caer, existen los cargos de confianza y los aliados. Esté último es fundamental en la democracia y el penúltimo para evitar el temido desabastecimiento de combustible. Si es que ocurre, no habrá ninguna sorpresa, el país está en esta situación hace muchos años. No será exclusividad del nuevo gobierno, sino años de inoperabilidad del burócrata paraguayo y sus leyes mal hilvanadas.

Quinto, el nuevo ministro del interior dice que su principal preocupación será los policiales corruptos. Debo decirle que agarrarles a los bandidos, también es parte del trabajo. El ministro de educación, hombre inteligente y experimentado, es el que tendrá mucho trabajo. Darles rubros a los maestros “ad honorem”, además de una condecoración, la más alta que tenga la patria, por los valiosos servicios prestados.

Fundamental, caro ministro, planificar un sistema de evaluación de las enseñanzas primaria, secundaria y superior. Públicas y privadas. Premiar, con dinero y mayor presupuesto a los colegios y escuelas que se destacan, incluyendo a sus profesores y directores. Sin metas e incentivos, no hay mucho que hacer. Sin estos dos, el ser humano no funciona. Mucho menos la educación.

A las universidades hay que evaluarlas por su estructura, conocimiento, biblioteca, currículo, producción científica y la calidad de sus profesores. Publicar los resultados, para que la sociedad pueda saber dónde es mejor estudiar. De una institución de enseñanza no forman parte sólo profesores y alumnos, sino también el cuerpo técnico capacitado y los auxiliares de los mismos. De lo contrario no avanzaremos. Hay que invertir en el capital humano, hoy, todos quieren comprar máquinas, es que el primero no genera comisión.

El economista, premio Nóbel, también dijo lo que todos ya saben. Hay que aumentar la base impositiva. O sea, aumentar la cantidad de personas que pagan y no el porcentaje encima de los que ya pagan. Es fundamental el impuesto de renta a la persona física, eso aumentará la recaudación, violentamente y controlará los bines mal habidos. Importante no cobrarle a los que ganan poco. Se puede comenzar con el 10% encima de los sueldos de 4 millones, 15% en cima de los 10 millones y 25% en cima de los 20 millones. Usar la recaudación para el sector social. Principalmente para quitar los niños de la calle, pagar mejor a los ex combatientes vivos y darle la jubilación a los trabajadores rurales con más de 65 o 70 años.

El petróleo y el cemento son los dos mejores y más grandes negocios del mundo. Hay que administrar el primero como un factor de estrategia nacional y el segundo privatizar o por lo menos desmonopolizar. La COPACO y otras compañías también. No es estratégico que el Estado produzca cañas, ni monopolice la comunicación. Lo que el Estado tiene que hacer es preocuparse por sus niños y por sus viejecitos. El resto se cuida sólo. Una ley para los segundos, es fundamental.

El ministro de justicia y trabajo tendrá mucho que hacer, caso quiera trabajar y hacer bien las cosas. Gran parte del empresariado paraguayo no paga impuesto, ni mucho menos contribuye socialmente. ¿De qué vale ser empresario y no poder colaborar socialmente con el país? Principalmente el sector de transporte público. Hay que tener a fiscales preparados y con mucha autoridad para poder realizar las inspecciones debidas. Todas las empresas tendrán que adecuarse. Hoy ocurre que funcionarios del propio ministerio avisan a los patrones que fulano estuvo por ahí para denunciarle. Es esa, una de las caras que necesitamos cambiar. ¡Urgente!

El IPS es una de los pocas ideas buenas que tiene el país y debe ampliarlo y mejorarlo. Si todos aportaran, incluso el Estado en día, habrá más vida en el país. El sistema es bueno, porque incluye, principalmente a los padres de los contribuyentes con más de sesenta años. Pocos países tienen este sistema, funciona, pero si aumenta la base de empresas que contribuyen realmente, estará mucho mejor.

La primera medida que yo haría, caso fuera mandatario, realmente serían estas dos cosas, en los primeros cien días. Asfaltaría todas las calles empedradas de la capital, retiraría todos los buses chatarras, viejos y mal habidos. Llamaría a una nueva licitación. Este segundo hay que hacerlo el día 16. Sin pena ni gloria. Serán aplaudidos de pie. El primero poco a poco. Generará mucho empleo y la construcción civil estará en alta en los próximos cinco años. De inmediato.

El resto necesita de tiempo. La educación será fundamental. No hay salida sin ella. El Estado tiene que tener un poder moderador y fiscalizador eficiente. El agro negocio merece respeto, pero debe aportar más. Hay que negociar. No se puede subsidiar la venta de ningún tipo de combustible, ¿a cambio de qué? Resultado: déficit. Prohibir la importación de autos usados o cobrar mucho más impuesto que el nuevo. Es una lógica que funciona muy bien en otros países. Si no tenemos la inteligencia de crear, por lo menos debemos tener el coraje de copiar. Lo bueno. Hoy, la parte que recauda funciona a mil maravillas, pero la que gasta continúa como siempre. O sea, el país recauda como nunca y gasta como siempre. Mal. Eso, se puede mejorar y mucho. Buen viaje y mucha suerte.

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