PARAGUAY: UN PAÍS SIN SUERTE.


FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO

Paraguay, un pequeño país ubicado en el corazón de América del Sur, mediterráneo, un poco más de 6 millones de habitantes, sin industria propia, sin administración adecuada, sin política económica, con una joven democracia y una cantidad inmensa de políticos y hombres públicos apátridas. Paraguay con gente muy linda, con hombres y mujeres dignos, heroicos, decentes y nobles. Un pueblo fantástico que nunca supo colocar en el poder a alguien que lo refleje. Una tristeza!

Todos los políticos, sindicalistas, dirigentes campesinos, todos, desde Francia hasta los días de hoy, salvo muy pocas excepciones, no supieron honrar a su pueblo ni interna, ni externamente. Francia consigue la independencia, pero a un costo humano y social sin precedente. Carlos Antonio López administra el país como si fuera su propia estancia. Esas son las raíces de nuestra república. Pero a pesar de todo eso íbamos por caminos, tal vez más alentadores que los demás del continente. íbamos!

Pero llega Francisco Solano López y nos hace recular 50 años, en 5. La Guerra Grande nos destroza, literalmente y nos deja a merced de las fuerzas vecinas (Brasil, Argentina y Uruguay) que por poco no nos llevan hasta nuestros apellidos, no fuese el arbitraje histórico del presidente americano R. Hayes. Históricamente el Paraguay no tiene porqué reclamar de los “yankes”, pero sí de los “rapazes”, “curepas” y “charrúas”. Hoy intentan, principalmente los primeros, pagarnos una deuda histórica, pero por medio de una cooperación que mascara una “Política de Poder” que jamás alcanzaremos, por las razones que están escritas en el primer párrafo. Para un país como el nuestro, ya decía Ramítez Boettner, es mejor un ejercito de buenos diplomáticos que varios batallones y pelotones sin ninguna misión.

Después de la Guerra Grande, hubo intentos fallidos de democratización y buena administración. Según el historiador Ricardo Caballero Aquino, principalmente en los últimos años del siglo XIX. Los primeros años del siglo XX fueron épocas de intensas y feroces luchas internas. Tal vez los años en que más promesas políticas, humanamente, tenía el país, pero todos fueron “degollados” y “decapitados” por fuerzas endógenas. Qué pelada!

Seguidamente, nos confrontamos con los hermanos bolivianos. En aquel entonces, gracias a Dios, el país contaba con gente capacitada y con poder de decisión, aunque no con la fuerza máxima, por los motivos arriba mencionados. Eusebio Ayala, Estigarribia y otros tantos héroes militares y civiles anónimos nos legaron una patria y quizás algunas buenas referencias políticas de patriotismo y heroísmo que nunca supimos aprovechar como espejo de lo que pretendemos ser como país, como nación. Azar.

En 1954 aparece otra figura emblemática: Stroessner. Podemos hacer un paralelo con Francia. Algunos avances, pero a cuesta de muchas vidas, aislacionismo y sufrimientos humanos. La dictadura paraguaya parecía que nos mantendría en “paz y progreso” eternamente. Engaño. Nos liquidó a todos, moralmente. Nos castró a todos, políticamente. Nos robó a todos, descaradamente. Aquí el único democrático fue el robo. Mucha gente enriqueció de la noche a la mañana siendo ministro, constructor de obras públicas, diplomático, periodistas, hurrero, aduanero, militar, pero muy poca gente consiguió fortuna con la producción industrial, sin ayuda oficial. Qué pena!

Llegamos a 1989 y viene el "golpe de Estado" y asume el gobierno otra facción del mismo comando, no había otra solución, éramos, todos ramas y gajos del mismo árbol. Un árbol viejo, debilitado, hueco, por la falta de cuidado: DD.HH, democracia, trabajo, educación, civismo, abonos sociales que dan firmeza a una nación. Rodríguez (importanate general de la retaguardia stronista, pero en SR) era imposición, aunque debiera ser Argaña. El primero tuvo que salir de su cueva para salvar a sus pares: militares y civiles corruptos. El segundo tuvo que contentarse como ministro de Relaciones Exteriores. Un cargo que no le caía bien. Estaba más para jefe de policía que para jefe de la diplomacia. Muy ortodoxo, aunque demostraba lideranza. Sus hijos en el futuro serían los "traficantes de la política", conforme no dijo alguna vez Blás N. Riquelme.

A partir de ahí viene la historia reciente que ya todos conocemos. Asesinatos, magnicidios, robos electorales en la internas partidarias; traiciones políticas, marzo paraguayo; la caída de Cubas: otro intento administrativo muy bueno, pero estamos hablando de un país sin suerte. Fernando Henrique Cardoso, el entonces presidente brasileño le dejó claro: “você só precissa de mim” él no entendió el mensaje, le soltó al jinete y al abrir de ojos estábamos en las manos de González Macchi, o sea, del stronismo nuevamente. Con eso vuelve los abusos: torturas y violaciones de derechos. No podría ser de otra manera. No merecíamos, pero estamos hablando de qué?

A seguir viene un líder joven, educado, periodista, "filósofo", político profesional, qué suerte, por fin viejo!. Nos promete a todos que la corrupción: palabra por la cual el Paraguay es sinónimo en el mundo, sería una palabra que pasaría en el olvido de nuestro diccionario. Seríííía! Durante su gobierno de 5 años el dólar tuvo una caída de más de 50% y el mundo en crecimiento continuo. No aprovechamos. Pasado el primer año el tipo se mete a querer la reelección y pasa el resto de los años vomitando discursos indigeribles. Nuevamente otro fracaso en la política del país. Nicanor, un tipo "brillante", campesino en el buen sentido, pasa a hacer parte de una triste realidad nacional “de periodista pobre a político millonario” según escribieron sus antiguos compañeros. Otra decepción, pero había una esperanza...si el peridodismo, los ingenieros, militares y abogados no nos resultó, vamos para el último suspiro: la iglesia. llamen a un cura. Buena idea. Ya no tenemos solución, necesitamos de un milagro. Dios te salve María...

Finalmente, el milagro. Un religioso. No había otra salida. Este país necesitaba de algo místico. Aparece una figura carismática del norte paraguayo, aunque nacido en el sur. Fernando Lugo: este se aprovecha de la pelea colorada y se abre por la izquierda, sólo, sólo, con el arco en blanco toca la pelota a un costado y gol. Alegría, alegría, la hinchada cerrista u olimpista, liberteño o riverista, no había distinción: encontramos la solución. Los problemas del país estaban superados? Noooo. Estamos hablando de un país sin suerte. Era padre, pero de una teología no “muy católica” la de la Libertación. Estos padres seguidores de Boff son unos insubordinados y sinverguenzas. Amantes de la pobreza y de la misma se aprovechan. De la pobreza y de las pobres (Viviana, Damiana y otras Anas) también. La iglesia sabía, aunque en el Paraguay los padres lo nieguen. O sea, en nuestro país, la mentira es toda una institución, CATÓLICA. Como escribió una vez Samuel Huntignton, en su libro "Choque de Civilizaciones" Los latinoamericanos son catalogados como "autoritarios y corporativistas"

Bueno, hasta ahí, nada que no se pueda llevar a cabo. Había tantas necesidades que cualquier caldito sería alimento. Vaya y pase. Al final casi todos los curas son medio comunistas, medio socialistas. Pero lo peor aún estaba por llegar. Había sido que el cura, aparte de ser comunista, era también farrista. Le gustaban las pendejas y no usaba condón. ¿Por qué? Hay que ser fiel a la iglesia católica: el mismo es prohibido por el Papa. Nada más justo que el sexo practicado por el “padre Amaro”, sea para la procreación. Como acaba de decir en la TV GLOBO del Brasil, al autor de la música "Lugaucho" no hay castidad que resista a las bellas mujeres paraguayas! Una comedia, trágica.

Es decir, estamos en la víspera de nuestro bicentenario y todavía estamos buscando un líder carismático, pero conciliador, negociador, trabajador, honesto, educado, un líder que sepa concentrar la necesidad que tiene el Paraguay. Sed de representación digna. Nadie quiere jefe de banda, sino un líder nacional. Y pensar que aún pasaremos más de 4 años siendo abucheados por todos. Los que vivimos en el exterior ya no aguatábamos las chacotas de los contrabandos y piraterías, pero tener un presidente obispo "falso" era lo único que me faltaba. Dicen que no hay mal que dure 100 años, pero el nuestro ya dura casi 200. Qué mala suerte. Como escribió Benjamín Fernández Bogado: El país del eterno retorno es el Paraguay.

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