AMAZONIA Y LA SOSTENIBILIDAD ECONÓMICA

Félix Gerardo Ibarra Prieto

El día 28 de enero la universidad donde trabajo –www.unama.br- inicio sus actividades semestrales con un aula magna. Para la ocasión fue invitado un profesor, especialista en Amazonia, Anthony Hall. Él es profesor de la Escuela de Economía de la Universidad de Londres y se dedica al estudio de los impactos ambientales de la región amazónica.

Hall, en su exposición muestra que sólo el 20% del todo fue tocado. O sea, destruido para otras finalidades, sea para la agropecuaria, principalmente. Habló principalmente de “sustentabilidade” y en ese aspecto analizó las condiciones ecológicas, sociales, políticas y económicas de la sostenibilidad de la región.

El profesor nos comenta que la mayoría de los grandes proyectos, financiados, por entidades internacionales o estatales no se sostiene económicamente. Funcionan los proyectos, mientras reciben el dinero de loa entidades patrocinadoras.

La comunidad internacional anda muy preocupada por la región, muchas veces más que el Brasil. Brasil no le da mucha importancia social ni política, pero se beneficia de la misma en los discursos internacionales. Brasil, en la práctica no hace nada para cambiar la situación, principalmente, de sus 26 millones, en mi opinión, olvidada de todo el debate. La gente analiza, principalmente la parte ecológica y económica, sin embargo se olvida de la parte social.

Brasil hace un discurso en los foros internacionales, pero internamente se porta muy mal. Ofrece 10 mil millones de dólares como contribución para salvar el planeta, pero no invierte lo mínimo necesario, aquí en la región para salvar la situación. Brasil se equivoca cuando discute los grandes temas a nivel internacional, pero no resuelve sus graves problemas sociales internos. El gobierno brasileiro y la prensa brasileña le dan mucho espacio a los discursos de Lula, no obstante poco a sus fallas o omisiones a nivel local.

Mi conclusión sobre Amazonia es la siguiente: todos los grandes proyectos sólo podrán ser sostenibles, obviamente, con el financiamiento de los organismos internacionales y nacionales. La lógica es que los millones de habitantes de la región tienen que sobrevivir sin destruir, como quieren. Para eso las naciones desarrolladas tienen que pagar. Ellos, ya destruyeron todo. Ya no tienen nada. Brasil tiene todo para pedir compensaciones. Pero el discurso no resuelve la situación de la gente, mucho menos del planeta.

La destrucción de la Amazonia es económica. Mientras el “caboclo” gane para tal, va a continuar derribando y talando árboles. El día en que se le pague para cuidar, eso va a terminar. Es lógico y así de fácil. Entonces los proyectos ya deben comenzar con esa conciencia. No podemos olvidar que llevar a serio el crecimiento económico sostenible es una cuestión de sobrevivencia, en el planeta tierra.

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