UN BUEN VIAJE AL PARAGUAY

FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO
Hemos aprovechado la semana del carnaval, que en Brasil es casi una semana de fiesta y feriado para dar una pausa en el arduo trabajo y despejar la mente, con la familia y los amigos en mi terruño querido, el Paraguay.

Vivo en Brasil, con regresos a menudo, desde 1986. Cuando en Asunción vivía era joven y recién llegado del interior, viví en la capital paraguaya desde los 10 hasta los 20 años. En aquel entonces escuchaba sobre algunos clubes sociales de la élite local, hoteles famosos, donde se hospedaban reyes y reinas; cantantes populares y periodistas extraordinarios, políticos importantes, pero oía, no les conocía, ni mucho menos tenía acceso a estos lugares y personajes.

El destino quiso que, viviendo a 5 mil kilómetros de Asunción, pudiera un día conocer y frecuentar esos sitios (invitado) y conocer a tan ilustres personalidades. Soy también del mundo empresarial en Brasil, pero el medio académico e intelectual fue el que me proporcionó conocer a gente importante y el privilegio de compartir con ellos una cena o un almuerzo de familia, un asado, momentos de rara informalidad.

Salimos del Brasil rumbo a Foz el día 12 de febrero y allá como previsto nos esperaba, nuestro gran amigo Carlos Arguello. Hicimos este trayecto por dos motivos: ya no había pasajes hasta Asunción y queríamos volver a verles en su casa de Caaguazú, dónde hace más de 5 años no les visitábamos. Antes de llegar a la capital de la madera almorzamos en un restaurante de Pastoreo: Un rico asado. Como siempre la gentileza de Carlos y Shirley fue encantadora. Al día siguiente Carlos nos dejó en la ciudad de San José, donde mis padres ya me esperaban para seguir, juntos, a la capital paraguaya.

Llegamos a la casa de mi hermana, justo al mediodía, para un almuerzo en familia. Adivinen el menú? Asado. Hacía tiempo que la familia no se reunía completa. Fue la ocasión en que los 4 hermanos y padres estuvimos juntos nuevamente. Aunque faltaban las nietas Carolina y Camila que se quedaron en Brasil para no perder las clases, gracias a jugosas promesas de regalos y más regalos. Cuando le llamábamos poco querían saber si estábamos disfrutando del viaje, querían saber de las encomiendas, principalmente la menor, Camila.

Al día siguiente comienza una apretada agenda de encuentros, paseos, almuerzos, cenas, peñas y Happy hours. Almorzamos en la calle Palma con nuestros compadres y amigos de antaños: Adriana y Juan. A la noche, bajo una lluvia torrencial nos buscó en el hotel el dilecto amigo, empresario y político Roberto Campos Ortiz y esposa Lurdes,  vice Pte de (PPQ) a quien tuve el gusto de conocer durante una conferencia internacional ofrecida por la Fundación Konrad Adenauer en la ‘Universidade da Amazônia” donde ejerzo la función de profesor y coordinador del curso de Relaciones Internacionales. Éste acompañado del ex senador y rector de la Unidas Mario Paz. Cenamos, adivinen qué: Asado. En el Centenario. Allí hablamos, claro, de política.

Al día siguiente almorzamos a dos, leve nomás y a la noche nos fuimos a disfrutar de uno de los mejores momentos del viaje: Benjamín Fernández Bogado nos llevó al cumple de su suegra. Adivinen la cena? Asado. Pero el postre estaba magnífico, la morena de la canción estaba allí para encantarnos. Lizza Bogado cantando en vivo y en directo para 15 personas. Querés más privilegio que esto? además, puedo decir que hice dueto con ella, quién me va a creer, difícil de decir, pero es la verdad. Durante una hora hizo un paseo musical nativo, latino y mejicano. Méjico está en el corazón de todos ellos. Vivieron allá por una temporada y Jéssica se consiguió un novio azteca. Ella muy elegante, inteligente y simpática, él muy cordial y afectuoso, así como todos los de la familia Bogado. La mamá, las hermanas, los sobrinos y principalmente Juan Pablo que además de ser tan gentil y educado, canta muy bien.

El miércoles almorzamos con mis padres en el Paulista Grill. Adivinen qué? Churrasco. Nos empanturramos de carne en pleno miércoles de ceniza. No había opción, en el restaurante. Mi mamá, muy católica, preguntó si había pescado, nadie le entendió. Intentó comer pollo, pero estaba muy salado, la presión no le permitió, al final, todos pecamos en ese día, sin embargo nos gustó mucho, valió la pena, ya llegará el día de la penitencia.

Por la noche como siempre en la casa del gran caballero concepcionero, gran amigo, gran tipo. Heliodoro Cabañas. Conozco poca gente tan amistosa, amable y gentil como Heliodoro y su esposa Jackeline. Nos conocemos desde cuando tenía la moto Vespa, vivía de alquiler en la casa de mi abuelo y estudiaba con Juancito en el Cambridge. Un colegio “pyhare”. A través de Cabañas pude tener también el privilegio de conocerle a Leonardo, un buen paraguayo, muy simpático y amigo de los amigos del amigo. Leonardo nos presentó una figura especial, el cantor y guitarrista, pescador en las horas vagas, Jhony. La primera vez cuando festejamos la defensa de mi tesis en el Hotel Internacional pudimos conocer su vocación con el canto, pero esta vez con la copa. “Tuicha okaú” la tipo. El menú. No podía ser diferente. No se podía comer carne. Paella. Espectacular.

El jueves, como ya estaba previsto, por invitación del gran amigo e intelectual paraguayo, el único a enseñar en Harvard, Benjamín Fernández Bogado, estuve en su famosa Radio Libre y en su excelente y muy escuchado programa para hablar del Brasil, desconocido por los paraguayos. A mi me encanta el Brasil. Tengo la suerte de tener también una familia brasileña (esposa e hijas) Tengo el privilegio de trabajar en este gran país. La suerte de ser respetado como profesional, sin ningún tipo de prejuicios. La identidad brasileña, como decía FHC, es la suma de todas las nacionalidades que en ella vive. Tengo la suerte, por el lado académico, representando al curso y la universidad de participar frecuentemente de las reuniones del Itamaraty (Fundación Alexandre de Gusmão) que pocos brasileños tienen el gusto y casi ningún extranjero, el privilegio, de saber exactamente como piensan y ejecutan su política externa. La actual me parece por demás cooperativo.

Ese día almorzamos con la familia de Benjamín (Lizza, Juan Pablo y Jessica) adivinen qué? Se engañaron: “Borí”, “borí’. Un delicioso plato típico paraguayo que a Ivana y a mí nos encanta. De postre una jugosa y dulce piña. Benjamín en su visita a mi universidad, invitado especialmente para una conferencia internacional les sorprendió a todos los brasileños. Mostró una preparación intelectual y un conocimiento del mundo extraordinarios. Nos hicimos amigos en Brasil y espero no perder el contacto con él. Ojala pronto pueda publicar en Brasil sus libros.

Esa noche en la misma calle Zabalas Cué, le visitamos a otros grandes amigos: Ramón Contreras (comandante y piloto de marina mercante paraguaya) que estudió conmigo en Brasil y, a Arturo Ríos, ingeniero que también estudio por tierras brasileñas. El primero hizo una cena espectacular. Adivine? Asado. Una costilla de primera. Grey, su esposa, hizo una rica ensalada. Arturo trabajó conmigo durante más de 10 años en Brasil. Ha vuelto al Paraguay y de a poco se está ambientando en su estilo de vida y ya consiguiendo trabajo. Es un tipo inteligente y preparado. Además, mi compadre.

El viernes almorzamos con otro gran amigo de infancia, mi primer amigo, cuando llegué a Asunción, en la calle Mburicaó. Un hombre fantástico, emprendedor (Dejó el aire acondicionado del Banco Central para meterse en el hinóspioto calor chaqueño)  serio y muy amigo de todos. Su esposa Teresa también estuvo presente y nos invitó a un rico almuerzo, pero antes nos preguntó si queríamos carne u otra cosa. Bueno, por la cantidad de vacunos que ya habíamos consumido optamos por un restaurante chino. Muy rica. Nos gustó mucho. Además, pagaron la cuenta, lo que deja el almuerzo aún más exquisito. Luego fuimos al cuartel general del Partido Patria Querida, allí me aguardaban Pedro y Roberto. Debo decir que la ANR perdió a un afiliado desconocido por ella. Conociendo la idea del PPQ y sus dirigentes, no hay como quedarse afuera. Espero ser útil, en aquello que me es posible desde el Brasil. En las Relaciones Internacionales.

A la tardecita nos encontramos con Elena, la esposa de Molina que recientemente nos visitara en Belém. Fuimos al Paseo de Las Carmelitas, disfrutamos de un delicioso helado y a seguir rumbeamos a Luque que allá, Adriana y Juancito, compadres y amigos, nos esperaban con una espectacular cena, adivinen qué? Asado y helado. Pero también otros panes y afines. Ricos. De Luque a Asunción, directo al Hotel.

Al día siguiente cerramos la cuenta en el Excelsior y mi hermano Victor ya nos esperaba e su casa para el almuerzo de despedida y para no decepcionar a la paraguayeidad, un rico asado, acompañado de una rica torta que Ivana, mi esposa, suele comprar en María Castaña. Lugar de gente rica también. A propósito, allí pude saludarle al amigo Federico Frutos, hermano de Sirley, la esposa de Don Carlos del Caaguazú que hablábamos al inicio. Compartimos un hijo con Carlos. Fran el médico que trabaja en SP me tiene como su “papá” brasileño. Es que estudió medicina en Belém y pudimos compartir juntos momentos muy familiares. Hasta hoy, Continuamos resolviendo algunos casos espinosos de la vida privada. Felizmente.

A las cinco de la tarde nos retiramos del almuerzo y nos dirigimos a la Terminal y así volver a Foz para embarcar al día siguiente con destino a Belém. Fue un viaje, como pueden ver, magnífico. Mi familia, Wilma, Victor, Pablo, mis papás Daniel, Mela y todos los sobrinos: Evelyne, Nelson, Lourdes, Héctor, Carolina, Daniel y Clarita y mi cuñado, preferido, Daniel nos hicieron pasar buenos momentos como de costumbre. Las cuñadas Catia y Zuny, también nos recibieron en sus casas con la amabilidad de siempre.

Ahora de nuevo a laborar y comenzar a pagar el viaje. Para variar les llamé a los amigos del barrio que también viajaron por el Brasil afuera durante el carnaval para festejar el éxito de nuestros viajes. Será este domingo y adivinen el menú? Asado, por supuesto.

Comentarios

Entradas populares