MAESTRÍA Y DOCTORADO

FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO


Desde 2003 hice curso de post grado en los meses de enero y Julio. Finalmente en 2010 defendí mi última tesis, la de doctorado. No es fácil cursar la maestría y el doctorado sin abandonar el trabajo y la familia. En mi caso, esta segunda opción, era una forma de encontrar a mi otra familia, ya que una parte de ella vive en la capital Asunción. La parte brasileña, a veces me acompañaba, por lo menos por un periodo.

Intenté hacer lo mejor posible, en las tesis que me propuse, no tuve mucha ayuda de mis orientadores (lo que a veces descomplica), pero sí mucho de una orientadora metodológica contratada para ese menester. La defensa de la maestría fue tranquila, pero para llegar a ese momento tuve que enfrentar diversos obstáculos: agencias inoperantes y deshonestas. Universidad, administrativamente descontrolada y falta de coordinación en los cursos. Para marcar el día de la defensa fue una penuria, pero alcancé el objetivo, justamente con la ayuda del rector.

Finalmente me puse a escribir mi tesis doctoral: Política Externa Brasileña: análisis de la teoría aplicada por el Brasil en sus relaciones internacionales con los países de la región. Buen tema, inédito para mi universidad. En Paraguay no se discute ni la Política externa local, si es que existe, mucho menos la brasileña, científicamente. Para que tenga una idea, el Paraguay no tiene embajador en Argentina ni Brasil, sus dos más importantes socios: falta de competencia política interna y consideración externa.
Sobre la base de la teoría realista e idealista liberal que son las que mejor explican las relaciones internacionales, hice mi trabajo. Además, me propuse a analizar solo el periodo democrático (1985-2005) Desde Sarney hasta Lula. Conté con la participación de especialistas en el tema de varios países: argentinos, brasileños, chilenos, venezolanos y paraguayos. Entre ellos diplomáticos, politólogos, historiadores, internacionalistas, teóricos, etc. Fue un trabajo arduo y metodológicamente perfecto.

Nuevamente para marcar la defensa fue un desafío. Mucho más grande que enfrentar la misma banca de cinco doctores y especialistas en el área. El trabajo ya había sido presentado en la UNE (Universidad Nacional del Este) en la clase de post grado en Ciencias Políticas de esta universidad, ante la invitación del flamante profesor de Harvard y de la UNA y otras tantas, Benjamín Fernández Bogado, uno de los entrevistados en la obra. También ya había recibido elogios del gran intelectual argentino Carlos Escudé (YALE), autor de la Teoría del realismo periférico, también participante en mi tesis.

A las cuatro y media de la tarde comienza la defensa con la masisa participación de amigos, familiares, profesores e incluso alumnos. Comienzo mi exposición de treinta minutos, insuficiente para explicar cuatro años de estudios. Terminada la misma vienen las preguntas. El primero no hizo ninguna, por lo menos fue honesto: se durmió con el primer minuto de mi defensa. Intenté despertarlo aumentando y disminuyendo mi tono de voz, pero nada. Soy profesor hace quince años y sé cómo funciona este tipo de cosas. Pero dormir en una banca de doctorado es una tremenda falta de respeto con el defensor, los participantes, el magisterio y la propia universidad.

La segunda y tercera pregunta tranquila. Realmente hicieron en base a lo que estaba en la conclusión de mi trabajo. La tercera, un tipo, que no sé muy bien su nacionalidad, su acento no tiene identidad ninguna, parece argentino, pero no es (aunque parzeca), en fin, no era paraguayo, pero estaba trabajando allá. Seguramente que en el suyo no encontró guarida y vino a refugiarse en el Paraguay. Lo mismo que yo. Soy paraguayo, pero trabajo en el Brasil. Globalización.

Este me pidió después de todo que le explicara mi tesis en cinco minutos. Si en treinta minutos ya es difícil, imagínese en cinco. O sea, no leyó mi tesis, no prestó atención y encima tenía convicciones propias, no científicas. Es una falta de respeto participar de una banca de doctorado y no leer la tesis defendida. Falta de compromiso.

Finalmente el jefe de la banca. Este dice que en parte concordaba con el anterior (el paraguayo nunca tiene ideas propias) y me dijo porque había hablado sólo de las teorías clásicas, siendo que el Derecho internacional tenía también teoría modernas, contemporáneas. Le dije que comencé hablando de los clásicos y que terminé hablando incluso de los teóricos aún vivos. Incluso uno está tan vivo que participó de mi propio trabajo y otra, no existe teoría en el Derecho, existe teoría en las relaciones internacionales. No leyó mi trabajo, no tuvo ideas propias y encima me preguntó si yo concordaba o no con la conclusión de que el Brasil aplicaba una política realista en la región, o sea, intentaba saciar sus propios intereses en la región.

En ciencias sociales no existen verdades absolutas. En la ciencia la interferencia religiosa e ideológica no deben ser permitidas. El lado personal mucho menos. O sea, el autor investiga un asunto y no necesariamente tiene que concordar con su resultado. Una investigación seria, como la que hice yo, no tiene por qué estar de acuerdo con mis posiciones personales, mucho menos con las posiciones personales de los miembros de la banca. Hay que quitarle el lado personal a la investigación. El internacionalista jamás puede ser prejuicioso
La banca tiene que analizar si metodológicamente el trabajo está bien hecho y fundamentado teóricamente. Si las hipótesis constan en el resultado y las conclusiones. Pero no es lo que sucede, infelizmente. Eso, en todos los lugares. En fin, el trabajo fue aprobado y es lo que interesa. Sugiero a los que se comprometen a participar de una banca de maestría y doctorado a leer el trabajo y a no dormir. Hacer preguntas pertinentes, no dejarse influenciar ni colocar posiciones e ideas personales con el resultado de un trabajo científico. Sugiero a los que defienden sus tesis a defender su trabajo con mucho vigor y personalidad. Hay muchos buitres en el camino.

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