LA CASA MBURIKAÓ

los últimos sobrevivientes.
La casa Mburikao fue comprada en los comienzos de los años 70 por mi abuelo, Juan Pablo Ibarra y China Alonso. Vivían allí los famosos inquilinos, principalmente chóferes y guardas de Rápido Caaguazú y algunas putas que luego fueron señoras y viceversa.

En el año 1975 él tuvo una buena idea: ofrecer la casa a los sobrinos y sobrinas para que todos puedan proseguir sus estudios en la capital paraguaya. Yo, con sólo diez años, completaba el equipo, juntos a los otros ya en edad universitaria.

La casa de Mburikao era una casa muy sencilla, pobre, pero muy bien ubicada (Eusebio Ayala c/ Chóferes del Chaco) Todos los días llegaban ahí decenas de personas para ver si había posibilidad o disponibilidad de alguna “piecita” El baño, por supuesto, comunitario.  

Llegamos en ese año Elena (la jefa) Roque, María y Vicente. Después se juntaron León, Princesa, Magna y Juancito, más tarde, Luz, Eli. Ah, ña Norlberta también. (Yo le jodía con los dulces, comía primero y al final le decía que aún no me había dado. Comía dos veces) A partir de ahí fue el “point” de los amigos, “compañeros de facultad” y parientes: sea para las farras, estudios e incluso para los reposos de los enfermos de parientes provenientes del interior.

La casa de Mburikaó fue palco de grandes y hermosas serenatas, de bohemios ebrios y sobrios; de amantes solteros y casados; palco de encuentros y desencuentros. Muchos allí se conocieron y se casaron (Vicente y Zuni) otras perdieron novios que al altar no llegaron. Allí se compartieron mujeres fáciles entre amigos y también fue palco de nuestro debut (Juancito y Yo) como atletas de alcoba. obviamente que no fue uno con el otro, pero con la misma doncella...

Allí se amaneció estudiando y se anocheció farreando. Era una “casa” de todos y para todos, inolvidable. Era la casa del barrio, mujeres y hombres que habíamos conocido luego al llegar. Allí (en la calle 20 de julio) comienza una amistad mía con Gustavo Colman y otros que ya duran 36 años.

La calle era un desfile de las empleadas domésticas más hermosas del mundo. Muchas de ellas, más guapas que las patronas. Todas cayeron, sin excepción. ¿Verdad Gustavo? Daba gusto verlas barrer la vereda tempranito y con shorcito.

Al final de los 70 varios de sus habitantes se fueron para mejores horizontes. Elena al Brasil, Roque y Juancito a San Lorenzo y yo al Acosta Ñú. Del 83 al 86 tuvieron dos dueños absolutos: León y Yo (él ya ingeniero y enamorado de Gladis, yo ya egresado de la vanguardia intelectual del ejército paraguayo) Nosotros hacíamos el filtro de los futuros moradores. Las feas, por supuesto, no tenían ninguna posibilidad. Hasta que en 86 también fui al Brasil. Fogueado. León se casó…

Allí disfrutamos de cada noche romántica en la “Parrillada Edgar” frecuentado por bohemios, que sólo a esa edad, sin responsabilidad, se aprovecha. ¿Quién no se recuerda de Lamen (Juan Carlos)? Yo era un “estivador de LAMEN” feliz de la vida.

Me ganaba plata bajando terciadas con tal de tener plata para chupar a la noche en el Bar de “Ña Irma” y de paso verle a Nancy llegar o salir de su casa (fue mi amor platónico, pero no la única) Cada pedo que me tomé en la vida. Recuerdo una vez a Elena derramándome agua de la ducha del baño (pensábamos que hacía bien, hoy se sabe que no)

Pero los personajes más inolvidables fueron los inquilinos: Erico, Cabral (che Capelú) , Ela (que se casó con Cabral) , Wil (jugaba en Olimpia) , Eliodoro Cabañas (gran amigo que casi se casó con…)  Yuli y sus famosos gatos y novios “chabolais” Silvio (heê mbaeiko ndeve) con quien me divertía recorriendo las calles de Asunción con la linea 2 y 7 que el manejaba. Él me permitía mirarle, por la ventana de su piecita, digamos sus performances sexuales... 

Las hermanas de Ybycuí (Catalina, Blanca, Asteria (por dónde andará y cómo estará, era la novia del Mburikaó- y Ramón) ah, había una, en esa familia, que Juancito se ganó ¿cómo se llamaba Juancito, Elena vio? 

Carlos y su familia, etc. los hermanos Benitez (Tim (QEPD), Pedro, Ramón Benítez) los hermanos Alderetes (Marcheli, Nenucha, Mireya) Los González (Panta y Manuel) Ña Juanita y su familia. ¿Se acuerdan de su hijo Óscar? (siempre le robaba un soldadito para comprar un heladito cuando era mita-í)

La casa de Mburikaó fue palco de cosas muy locas e inconcebibles hoy en día. En mi pieza -y por supuesto que servía también de comedor, cocina y “matadero”- ya que la mayoría de sus habitantes era escasos de recursos y abundantes de tesón. ¿Recuerdan los Juremas? Yo tenía unos 12 años nada más.

Bueno, sencillamente Vicente, muy amable con la "casa ajena" a sus patrones, ofreció mi pieza, nuestra cocina y matadero al mismo tiempo para guardar centenas de cajas de “Juremas” contrabandeadas del Brasil. Yo dormía casi a un metro del techo, cuyas tejas caían de viejo todas las noches. Allí el entonces teniente Chacho Benítez traía y devoraban a sus presas, al ladito mío nomás. Sin ninguna ceremonia.

Ya egresado del Acosta Ñú, volví a vivir allí hasta el inicio de febrero de 1986 cuando también partí al Brasil a estudiar (época de grandes y mejores aventuras mías) El último inquilino famoso fue Juan Carlos Franco (jugador del Olimpia y de la selección paraguaya) y su hermana. Volví a vivir allí del 89 a 91 (pero ya más civilizado).

Desde entonces hasta que vendió la casa hay un hiato en la historia de la casa Mburikaó. Ciertamente fue más conservadora, pues sus dueños ya la habitaban y cuertamente Ña China no permitiría esas cosas. Neneco puede ser que tenga otras historias que contar también, y de las buenas. Da un libro, una película.

La historia más espectacular que me recuerde tiene relación con el inquilino Erico. Como él siempre “atrasaba” el alquiler como mínimo tres meses, entonces mi abuelo permutó su pago por el almuerzo que tenía que darme. Sólo que él no trabajaba y tomaba mucho. Se despertaba casi al medio día (a esa hora ya me moría de hambre) no para almorzar, sino para ir al mercado “comprar” los ingredientes…jajajajajaja. O sea, el almuerzo salía hacia las dos o tres de la tarde, cuando salía…

Bueno, historias de “YACARÉ” hay a patadas. Sólo Roque, León y Vicente tienen una veintena. No la voy a contar aquí porque la mayoría está muy bien casado y con hijos y nietos que educar. Además, los veo a todos muy conservadores últimamente.

El homenaje a la casa de Mburikaó es porque fue vendida, según me contaron, vale la pena esta reminiscencia. Al final forma parte de la historia personal de mucha gente importante.
@fgip

Comentarios

Unknown ha dicho que…
que increible tu historia.FELICITACIONES.Ojala pueda haserle leer a Leon tambien.Me rei mucho.Gracias!!

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