CHILE: UN PAÍS EN PARADOJA
FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO
Los
chilenos más inteligentes saben que chile tiene dos grandes problemas: su desigualdad
y su deficiencia en los servicios. La primera ya lo sabía por las tesis leídas
y las clases dadas en mi condición de profesor de relaciones internacionales. La
segunda lo experimenté in loco.
Los helados chilenos son de los mejores! |
La
desigualdad de Chile consiste en que muy pocas familias son dueñas de la mayoría
de la fortuna o riquezas que el país produce. Su PIB está muy concentrada, así como en
Brasil y en Paraguay. En estos últimos dos países la desigualdad es aún peor. En
Brasil y en Paraguay los ricos no pagan impuestos. La gran parte del tributo
recae encima de la clase media y baja y la mayoría de los servicios del Estado
está concentrado en las manos de quienes no necesitan ni pagan impuestos.
De esa
forma se crean la inseguridad y la pobreza que incomoda mucho más a los ricos
que a los pobres. El tributo equitativo y honesto es la única forma de
distribuir la riqueza. El que gana más paga más y el que no tiene como ganar ni
pagar recibe los beneficios de las políticas públicas. Pero no es así. En Brasil
un diputado y un juez reciben 4.500 Reales de ayuda de vivienda por mes, mientras que
un miserable recibe 70 Reales por mes de “bolsa familia”y tienen la caradures de decir que el problema es el subsidio a los pobres.
Los servicios
argentinos son mucho mejores que los chilenos, brasileños y paraguayos. Un mesero
argentino de Buenos Aires es capaz de llevarse 20 pedidos de una sola mesa en
la cabeza, sin ninguna anotación y traérselos sin error a cada uno en
particular sin preguntar quién pidió tal o cual cosa.
El servicio
de un mesero “moço” brasileño puede depender de la región. Puede ser muy bueno
en San Pablo, Rio de Janeiro o Minas Gerais; puede ser bueno en Fortaleza,
Recife y Natal y malo en el norte, pero el culpado es la casi obligatoriedad de
los 10% de propina “gorgeta” en portugués que es la palabra más importante para
todos los que trabajan en este ramo.
Pero el
servicio de una forma general, sea en los hoteles, restaurantes, bares y ni que
decir en los taxis de Santiago es un pena, no es un servicio. Los de los
hoteles ni te miran, aun pagando 500 U$ de diaria (como me confesó un amigo) no
te llevan ni las maletas, cosa elemental en los grandes hoteles de cualquier
país incluso desarrollado. En chile ni te miran.
En los
bares y restaurantes son muy listos para recibir las propinas, no obstante son
muy despaciosos para el servicio. Hace falta que Chile se ponga las pilas para
poder ser la puerta de entrada o de salida de la Alianza del Pacífico. Los taxistas
ni que decir.
Hay que
tener mucho cuidado en agarrar un taxi parado en Santiago, principalmente los
domingos. La verdad es que no existe diferencia de tarifas ni de banderas en
ningún día ni mucho menos horas en toda la capital, según los taxistas
honestos. Pero si te pillan que eres extranjero, principalmente brasileño, son
capaces, no de robarte, pero de asaltarte en su propio taxi, sin armas, pero
con la cara dures y la mentira impiedosas. Son los más ladrones que he conocido
en mi vida.
Un domingo
tuvimos 4 asaltos y un intento de asalto. El más cara dura y ladrón nos pidió
pagar una cuenta de 30 mil pesos, cuando en realidad costaba menos de 3 mil
como máximo, con la excusa de las tarifas diferenciadas a los domingos que no
existía. Chile y Santiago principalmente es una ciudad donde el UBER va a prosperar
con mucha tranquilidad. Los taxistas de todo el mundo siempre te cobran el
derecho al piso, pero los de Chile te asaltan. Mucho cuidado con ellos.
En Chile
también hay cosas muy buenas: la policía es respetada e incorruptible y también
sus políticos son muy bien conceptuados, aunque estos últimos han perdido el
respeto y la admiración en ente lustro. La gente ya no confía como antes en la concertación
de izquierda como hace diez años (la última vez que estuve allí) y cree, la
mayoría, que Piñera podría volver a ganar caso se presente en la próximas elecciones,
aunque también está Ricardo Lagos. Ambos serían repetidos como Michele Bachelet,
lo que demuestra la falta de renovación política en el país. Quizás eso sea
todavía una herencia maldita de la dictadura.
Lo bueno
en Chile fue que la mayoría de los servicios lo hice con Omar. Un artista
plástico chileno, un pintor que decidió abandonar la cerrera de la farándula y dedicarse al turismo. Con él y su “pirua” una van de 12 lugares hicimos todos
los paseos aeropuerto – hotel – aeropuerto y también la subida a Farellones y
Valle Nevando, además del paseo por Viña del Mar, Valparaíso, las vinícolas y
otros paseos en la gran ciudad.
Omar es un ciudadano chileno respetuoso que hace un
excelente servicio y a precio justo (56 9 7508 4960) este es su contacto para
que no tenga ningún problema de seguridad ni asalto de los taxistas. Incluso prestó
muy buen servicio de paramédicos cuando fue necesario rescatar a una pasajera
sin movilidad al aeropuerto.
El
tránsito de Santiago, como en todas las grandes urbes es caótica: desde el
metro, el bus y el taxi. Les recomiendo no alquilar autos sino contratar un
buen servicio. La ciudad es linda, pero difícil del transitar. Santiago es
plena, pero difícil de pagar: es cara. Los hoteles bien ubicados son caros y
con servicios muy limitados e inseguros. Vale la pena conocer, pero con
cuidado.
Chile tiene que repensar su servicio turístico si quiere liderar este
segmento. Bariloche es mucho mejor y más barato que Farellones y Valle Nevado.
Argentina tiene mucho más opciones en invierno que Chile.
¡Si vas
para Chile, te ruego viajero que digas a ella que de amor me muero, pero cuidado
con los taxistas!
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