El (SMO): UNA DE LAS PROMESAS DEL NUEVO GOBIERNO (MARITO Y HUGO)


*FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO

E. CHÁVEZ, YO Y H. LIMENZA (LICEANOS) 
Cuando era niño me preocupaba el momento que  llegue de ir al cuartel. Era como una barrera muy alta a ser enfrentada y atravesada, pero un pasaporte obligatorio para ser grande, un salvoconducto imprescindible para ser hombre. Tenía un  cierto miedo porque los relatos de los que ya fueron eran muy aterrorizantes (incluso el de mi padre) Se hablaba mucho de los maltratos y principalmente de la violencia (castigo físico, moral y corporal) inadmisibles, pero una realidad en los cuarteles.

Mi abuelo se fue al cuartel y fue marinero, mi papá también y era de la Remonta Veterinaria (allí aprendió a castrar toros, caballos y a aplicar inyección en animales que hasta hoy le sirve) y yo que temía ese reto, no solo fui, sino que pasé mucho más tiempo (9 años) que ellos dos juntos. Fui a dos cuarteles (de dos armas diferentes (infantería y marina)  y como si fuera poco en dos países diferentes (Paraguay y Brasil).

En Paraguay hice el Servicio Militar Obligatorio y los estudios secundarios en el glorioso Liceo Militar “Acosta Ñú” y no fueron dos años como lo hicieron mi papá y mi abuelo, ni 9 meses (en tres periodos) como lo hacían en CIMEFOR (que me parece suficientes para los que estudian) sino 5 largos años. Entré al liceo con solo 13 años y salí a los 18. O sea terminé el SMO cuando los demás tenían la edad de comenzar. Sobreviví para contar la historia.

No voy a detallar lo que ahí pasó porque lo que pasa en el cuartel allí queda. Solo voy a decir los siguientes: soy orgulloso de haber hecho el SMO y a los 18 años ya era un oficial de la Rva del ejército paraguayo. Listo para dar la vida por la patria si necesario fuere.

Mis estudios superiores también lo hice en una institución militar, pero brasileña. En la Marina. (CIABA – EFOMM) “Centro de Instrução Almirante Braz de Aguiar- Escola de Formação de Oficiais da Marinha Mercante” durante largos años viví algo muy diferente, pero en el mismo ambiente. El militar. Un año de ellos en alta mar y que me dio la oportunidad con tan solo 20 años conocer el mundo navegando y de paso degustar de cortesanas y rameras en todos los rincones de los mares lejanos.

Lo que quiero decir a los objetores de conciencia, a los cuales respeto, que las instituciones militares son muy responsables de su deber y de sus obligaciones constitucionales y si uno se dedica y lleva a serio su propia vida te puede abrir caminos que a veces parecen lejanos e inalcanzables. Si yo no fuese del Liceo no iba  a tener la oportunidad de ir becado al Brasil. Estudiar el curso completo en otro país me abrió oportunidades múltiples en mi vida particular y profesional. Claro está que para todo eso el cuartel no es el único camino, no obstante es una buena alternativa para seguir marchando rumbo a la meta individual de cada uno. El SMO no mata.

La diferencia entre un cuartel paraguayo y el de otro país es importante mencionar también: la institución más admirada y respetada por la sociedad civil brasileña son sus FF.AA. incluso más que la propia iglesia católica. Cabe mencionar que también en el Brasil hubo dictadura militar (1964-1985) periodo también en que el Paraguay pasó por el mismo régimen (1954-1989) ¿por qué esa admiración de la sociedad civil? Porque en las FF.AA brasileñas se dan prioridad a la disciplina, obediencia, estudios y el estricto cumplimiento de las normas militares. 

¿Y en el Paraguay no es así? Debería de ser también, pero muchas veces se permite demasiado que la disciplina y la obediencia sean por miedo al garrote y no de las normas. (Garrote NO puede ser la solución) de hecho como me comentaba un oficial general, ningún manual de las FF.AA del Paraaguay  reza los castigos citados.

Los mejores oficiales y cadetes del Liceo Militar de mi época jamás usaron el garrote para disciplinar a los menos antiguos y seguro estoy que hoy también son los mejores profesionales, ciudadanos, mejores padres y maridos. Todos aquellos sádicos (que eran temidos) pero no respetados deben estar como mínimo con la conciencia dolorida.

El cuartel no puede ser jamás un lugar para “animales vestido de verde olivos”. La disciplina debe ser rígida, regida y guiada por la personalidad, el carácter, la ética de cada uno y el respeto estricto a las leyes, normas y en consonancia con los valores fundamentales de una sociedad moderna. ¿No quiere respetar porque son prohibidos los castigos físicos, morales y corporales? Cúmplase las normas militares (calabozo, castigado los fines de semana hasta nueva orden y en último caso la expulsión.

En mi época “se prohibían” los castigos corporales, pero los castigos físicos y morales quedaban muy al margen. Muchos fundieron sus rodillas, rompieron sus cabezas y nalgas, otros sencillamente salieron por pura amargura. Actividad física hay que hacer, pero no como castigo, el corporal, a mi entender es pura brutalidad, y el psicológico tal vez sea el más duro. No hay necesidad de eso para ser un buen soldado.

Las FF.AA paraguayas deben abrir sus puertas y acercarse a la sociedad. Ser transparente, visitar las escuelas, colegios y dialogar con todos los estudiantes, sin necesidad de amenazar (como lo hecho en el video por un suboficial del escolta presidencial esta semana) Lo único que eso demuestra es la falta de respeto de algunos miembros de las FF.AA hacia su propio futuro que son los futuros soldados. Eso es ridículo, inaceptable y debe ser castigado ejemplarmente para que no se repita. Solo demuestra su falta de disciplina y conocimiento de las leyes fundamentales de la nación.

También quisiera aquí dar testimonios de buenas prácticas de tres oficiales generales a quienes conocí personalmente en el Liceo Militar (miren el privilegio que me dio el SMO) dos de ellos fueron mis camarada de promoción (1983) y el otro mi camarada de remesa (1979) bajó ese año para cursar el tercero (se podía) y yo para cursar el primer año (no sabía).

Mi camarada de promoción es el brillante oficial general ALFREDO LIMENZA, actual comandante del II Cuerpo del Ejército: cuando era coronel hablamos sobre la necesidad de aproximar las FF.AA a la sociedad civil por medio de conferencias y palestras de personalidades  académicas en la escuela de capitanes que el comandaba. Así hicimos algunas veces, fue muy productivo y a eso hay que darle continuidad, debe estar en el programa de estudios de las FF.AA. debe ser un deber.

El otro ejemplo es la labor del general HUMBERTO SEGOVIA (actual comandante de la II División de Infantería con sede en la ciudad de Villarrica) que hace un trabajo muy transparente en sus cuarteles colocando siempre en las redes sociales las actividades castrenses al alcance de la sociedad. También las ideas del general ARTURO GONZÁLEZ, un brillante oficial de nuestra aeronáutica que siempre me habla de la necesidad de mostrar el lado social que realiza la aeronáutica militar (transportando por aire a diversas personas necesitadas de los lugares más recóndito de la patria para asuntos de salud, por ejemplo) Muchos de los actuales jefes tienen miedo a la publicidad, a la crítica constructiva, esas son necesarias para mejorar a cada día el trabajo castrense junto a la comunidad civil. Solo conseguimos AMAR aquello que CONOCEMOS.

Con transparencia, respeto y mucho trabajo se puede conseguir la admiración de la sociedad y de ahí en adelante, seguro estoy que la ley 4.013 (Objeción de conciencia) va a pasar a segundo plano, pero como una alternativa válida para los que no quieran prestar el servicio militar y optar por el servicio civil que también debe ser llevado muy a serio para que haya reciprocidad entre los derechos y las obligaciones de todos los ciudadanos paraguayos.

En el cuartel se puede y se debe enseñar varios oficios en cooperación con las instituciones que llevan a  cabo esa misión (SNPP). Todos aquellos que tengan que ver con alguna finalidad y necesidad de defensa y seguridad nacional y con cada institución militar especializada: se debe aprender a manejar camiones, tractores, construir puentes, trabajar con informática, administración, comunicación, manejar armas, saltar en paracaídas, navegar por ríos, aires y mares, cocinar, enfermerías, mecánica, electricidad, estudios primarios y secundarios, etc. Lo único que no se puede es hacer del cuartel un reformatorio de pequeños delincuentes, un lugar para esa clase de gente se llama Tacumbú y queda en  el barrio del mismo nombre.

6 meses de cuartel no sirve para nada. Lo bueno del cuartel es mandar en los reclutas (no garrotear ni ofender a los reclutas) ir al cuartel y no tener reclutas para ordenar y mandar es lo mismo que conquistar unas bellas amigas y no contarle a nadie. ¿Qué más privilegio alguien puede tener de poder decir que ya le hizo trotar al vicepresidente de la república? Estuvimos juntos en el cuartel y él era dos años menos que yo. O sea, el SMO no le hace mal a nadie. Al contrario, el temple del carácter solo se consigue con la adversidad al enfrentar y pasar por algunas dificultades en la vida.

Prefiero decir (con mucho orgullo) que hice el SMO y que allí aprendí el respeto, el himno nacional, el espíritu de cuerpo, el Chaco y la solidaridad.  El SMO me dio identidad y hermandad con más de 5 mil otros ex cadetes de la misma institución. Aprendí a diferenciar que las prendas del Estado no son mías, que NO las debo destruir  y las debo cuidar. Solo por este último párrafo ya sería suficiente hacer el SMO para que el Paraguay siga siendo República.

PD. El general Limenza me hizo importantes aportes para este material: que las FF.AA de la nación son medios para preparar las reservas de una nación, con programas de instrucción para llegar a ese fin; que todos los programas desarrollados para el preparo están marcados dentro de la técnica moderna, dentro del respeto a los DD.HH, a las normas nacionales e internacionales vigentes que rigen en el país; ningún manual de las FF.AA hace referencia a los castigos físicos, corporales y psicológicos. Pero como toda actividad humana existen los desubicados que manchan y dañan la imagen de toda la institución. 

*Es Prof. Dr. en Relaciones Internacionales. Profesor universitario y empresario en Brasil.

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