ELECCIONES BRASILEÑAS 2018: UNA PULSEADA ENTRE LA IZQUIERDA RETRÓGADA Y LA DERECHA LIBERAL DESCONOCIDA.


  FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO
BOLSONARO X HADDAD


La izquierda brasileña ofrece el atraso. El cargo de vicepresidente del candidato Haddad del PT/PCdoB) es una comunista, (Manuela Delavila) partido político que ya no existe ni en Rusia. El centro nos ofrece lo que está ahí: el desorden, la inseguridad, la corrupción y el desmando. La derecha es una la única opción. Tiene un programa económico liberal –estado mínimo-  un programa de seguridad contra los marginales y criminosos de cualquier edad –para disminuir los sesenta mil homicidios por año- cosa muy relevada por los partidos de centro y mucho más aun de los de izquierda. Además de los más de 12 millones de desempleados y más de 30 millones de desocupados o empleos marginalizados en la informalidad.

El único problema de Jair Bolsonaro es que su  partido es pequeño (PSL) aunque conservador culturalmente (defiende a la familia y la unión de todos sin división) , liberal económicamente (privatizará todas las estatales que den perjuicios)  y de “dudoso encanto por la democracia” (son militares), aunque las instituciones brasileñas son fuertes y prueba de eso es que varios jerarcas de la democracia están presos, incluso el todo poderoso, Lula. La derecha es una piscina que nadie sabe si tiene agua, pero todos están dispuestos a arrojarse en él, con tal de que no vuelva a gobernar el sector que ya todos conocen. La piscina petista no tiene agua, de eso ya todos saben. La piscina de Bolsonaro es nueva y no sabemos. Ojalá tenga tiempo de llenarla y que nadie se rompa el mate al arrojarse en ella.

El PT, partido de Lula y Dilma, segundo colocado en las encuestas, según IBOPE: (31% x 21%) DATFOLHA: (32%  21%) empate técnico en la segunda vuelta con Bolsonaro subiendo y Haddad cayendo, todo eso a menos de una semana del día de las elecciones. El PT está en el poder desde el 2002. Con dos mandatos de Lula y 1, 5 de Dilma (2002-2018). Esta última fue defenestrada del poder por el congreso de la nación, ante la amenaza de una crisis mucho más violenta y feroz de lo que ya se vive. Su vicepresidente, Michel Temer está terminando el mandato conseguido en 2016 y llega al final como un elefante hambriento, sediento y herido. Tuvo muy buenas intenciones, pero le cayeron muy mal las grabaciones con empresarios malhechores dándoles favores y recibiendo coimas a cambio leyes para fraudar el propio Estado y sus arcas.

Ayer nomás, el arrepentido más importante y ex todo poderosos ministro de hacienda de Lula y de la casa civil de Dilma, Antonio Palocci dice en su declaración de la operación “LAVA JATO” que las dos victorias de Dilma (2010 y 2016) costaron aproximadamente 500 millones de US. El PT declaro que había gastado la mitad.

Aécio Neves, segundo colocado en la última elección (2014) dijo literalmente que perdió la última elección para una “organización criminosa” y no para un partido político. Por la cantidad de denuncias y la cantidad de plata sucia que estaba en juego se trata de una mafia poderosa que se enraizó en el estado brasileño. Según la declaración de Palocci, casi mil leyes fueron compradas por empresarios para ser aprobadas en el parlamento. O sea, estábamos siendo comandados por los peores elementos del crimen organizado del Brasil disfrazados de políticos.

Les engañó a todos y lo que es peor, continúan a engañarles a millones. Para colmo: mucha gente “importante e inteligente” continúa dando sus votos al sector que llevó a la quiebra el país y ahora viene con la promesa de resolverlos. Con la visión ya fracasada y aún más: hacer retroceder algunas leyes importantes aprobadas –principalmente la laboral- para modernizar el país. Me causa nauseas solo en pensar que existe la posibilidad de una nueva victoria del (PT/PCdoB) aunque yo sepa que la gente vota con la manos en los bolsillos. Y no me refiero a los pobres, que continuarán recibiendo las ayudas, bajo cualquier gobierno, sino de los poderosos bancos y grandes empresas, así como también de la privilegiada casta de funcionarios de los poderes del Estado con muchas regalías.

Bolsonaro es un político de origen militar. En eso no hay ningún problema. Está en el parlamento hace 20 años y eso le da la posibilidad de conocer bastante el funcionamiento de esa casa, conocida por todos como fisiológica. Si quiere gobernar, caso gane, deberá tener en manos los 100 primeros decretos o leyes que puedan garantizar los cambios necesarios, mientras tenga el apoyo de la gente. Si pasa seis meses sin ninguna propuesta importante aprobada, su mandato podrá naufragar. Por ser pequeño le pueden llevar a juicio –como a Collor de Mello- pero es precavido. Colocó un general línea dura para su vicepresidente (Mourão).


El Brasil necesita de cambios profundos, fiscales y económicos. Nadie va a poder hacer nada si no aumenta impuestos –a los ricos-  y no corta los gastos –eliminando muchos privilegios de funcionarios públicos y vendiendo empresas estatales creados en la era petista para acomodar compañeros (izquierdistas) - Como mínimo retirar los incentivos fiscales dados a empresas y hacer la reforma de la previsión social. Dos ítems del presupuesto lleva el 70% de toda la recaudación: deuda pública y la previsión social. Totalmente inviable. Un país a la deriva en un mar muy revuelto. El Brasil es un país muy cerrado al comercio internacional. Necesita abrirse y no proteger a la industria nacional, que con eso no innova, no invierte y no se globaliza.

En síntesis, lo peores estarán compitiendo en la segunda vuelta, si es que la hay. Existe la posibilidad de que no haya. En ese caso el capitán llevaría en la primera vuelta. Más del 50% de la gente pudiente –la élite- está con él. Para ellos, el PT de Lula ya demostró su falta de capacidad y también su falta de aprecio por la democracia. En reciente declaración al diario español El País, el dirigente y delincuente del partido, José Dirceu, en libertad condicional dijo, claramente que van a tomar el poder y echar del mismo a los jueces de la Suprema Corte. ¿Me entendés?


Muchos pueden dudar del aprecio de Bolsonaro por la democracia, pero el partido de Lula ya demostró claramente que no es. Lula y la primera plana del PT está en la cárcel, los del PSL, partido del capitán, no. Si yo votara, lo haría por una tercera vía en la primera vuelta. En la segunda en cualquier candidato o partido que no sea del PT.


En mi opinión, al Brasil le falta orden. Sin orden no hay progreso. En la bandera de este fantástico país reza “ORDEN Y PROGRESO” pero el segundo no existe, sin el primero. El Brasil  es un país que no se lleva a serio ni en las universidades, mucho menos en los poderes del Estado. Según los últimos resultados globales educacionales, está muy mal en educación. Así como también en los sistemas de evaluaciones internas del propio MEC.

Por otro lado, según los últimos datos publicados por la (FGV) aún esta semana, demuestra que ha avanzado mucho en todos los sectores en los últimos 20 años, como todo el mundo. No podemos olvidar que la renta perca pita global de los últimos 25 años –desde el fin del comunismo- ha aumentado tanto cuanto los últimos 25 mil años anteriores. El Brasil es parte de todos estos cambios. Hay mucho más jóvenes en las escuelas y en las universidades. Hay mucho más gente en las ciudades. Hay mucho más familias con hogares propios. Hay mucho más ricos que antes. Su PIB  ha amentado 4 veces en los últimos 30 años.

El resultado de todo esto: una sociedad mucho más exigente. Pero de nada valdría todos estos avances si el PT, liderado por un carcelero mentiroso y cínico vuelve al poder, con la ilusión de concertar todo el desastre que ellos mismos ocasionaron.


Comentarios

Entradas populares