BRASIL Y MÉXICO: PARADOJA LATINA EN IDEAS, PERO COMUNES EN PROBLEMAS DE SEGURIDAD.


*FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO.
Brasil y México: problemas comunes, caminos opuestos. 

El año 2018 ha sido, en política, todo un cambio en la región. Desde América del Norte (México) hasta América del Sur (Brasil), sin llevar en cuenta a los más australes como Argentina y Chile que también optaron por gobiernos de centro derecha (conservadores) en lugar de los de centro izquierda (progresistas) pero en años anteriores.

Brasil, finalmente, de despojó de su lado progresista cuya narrativa dominó el país desde 1985. En todos los círculos educacionales, laborales, culturales e incluso sociales, el discurso predominante era ser de izquierda (Habría que ser para que te acepten como normal) aun cuando el narrador tenga un auto de lujo de marcas europeas o asiáticas, un celular americano de Apple, un reloj suizo y viva en una mansión estilo California. En clase: escuelas, colegios y universidades (Dios me libre) ser del otro lado era un crimen. Finalmente esa idea fue cayendo junto con la máscara de los líderes (después de largos años) fueron mostrando sus verdaderas facetas y fachadas de trapaceros, tramposos y charlatanes. Perdieron el contacto con el pueblo. Están todos presos. Gracias a Sergio Moro.

El pueblo brasileño, a mi juicio, tardó mucho en percibir el engaño y el cinismo de esa narrativa. No digo solo del pueblo ignorante, sino principalmente de su élite social, económica y política, que son los que más se llevaron los beneficios que el estado proveía, supuestamente para los más necesitados. Ayer Salió un estudio que el INSS, la previsión social del estado entregaba beneficios para menos del 5% de los que realmente necesitaban. Pasmen: el 50% de todo lo que este inmenso país recauda, con una carga tributaria que orilla los 40% iban de lleno para ese único presupuesto. Incluso los presos reciben plata del INSS. La clase más perjudicada fue la clase media. Aquella que se levanta temprano, paga la cuenta y trabaja mucho. Esa clase casi desapareció.

Cuando uno piensa que está contribuyendo para su jubilación, en realidad está dando su plata para bandidos, funcionarios públicos privilegiados, mafias que actúan dentro del propio instituto y otros privilegios como jubilaciones sin contribuir y otras jubilaciones de hijas de militares que son hereditarias incluso (heredar pensión y jubilación sin ser la viuda o viudo es un invento brasileño).

La reforma es urgente y de una vez por todas. Nada de ir por partes. Caso quiera el gobierno Bolsonaro ir a pedazos será un gran error. De una vez y el día 01/01/19. Los 100 primeros decretos y leyes deben estar encima de la mesa del parlamento el primer día de actividad legislativa. Hay que aprovechar el apoyo popular, porque el apoyo parlamentar cuesta caro y llega tarde.

Eso lo hizo  Macri (de a poco) en Argentina y ahí está el resultado (se hizo trizas). El “mal” se hace de una vez solo y el bien poco a poco. Hay que aprovechar las experiencias ajenas, porque lo suyo llega tarde y cuesta caro. Hace falta avisarle a la gente del  Brasil que la monarquía terminó y la república comenzó en 1889. La república brasileña está hecha de millares de pequeños monarcas: Funcionarios públicos del legislativo y judicial con jugosos sueldos, ayuda de vivienda y ropas para una clase que ya gana mucho y tiene todo, mientras que millares están en la miseria, en la pobreza y en la calle y, aún paga la cuenta. Ese tipo de privilegio daba los izquierdistas a una pequeña élite para ganar su voto y confianza.

En México ocurre lo contrario (ideológicamente) después de casi un siglo de gobiernos de derecha y centro, finalmente asume la izquierda con López Obrador. Harto del engaño y falta de competencia de la derecha, principalmente del PRI que aliado a la mafia de los narcos, no pudieron llevar adelante a este hermoso, rico y gran país. López Obrador tiene un gran apoyo popular, pero eso es normal cuando comienza la carrera. Hay que tener fuerza y preparo físico para este maratón que va a durar seis largos años.

México mira económicamente hacia el norte y culturalmente hacia el sur. El TLC con Estados Unidos y Canadá llegó a su fin y fue firmado el nuevo E-MEC en Buenos Aires durante la reunión del G-20. Normalmente los tratados son dinámicos y pueden perfectamente ser actualizados, aunque México cuente con un vecino rico, pero argel, siempre vale la pena el comercio y los Tratados con los que más pueden. Cada uno entra con lo que puede y tiene. Los tres países son grandes centros consumidores, además México con mucha mano de obra.

Ya el Mercosur, en el primer momento, parece que no es de mucho entusiasmo del nuevo gobierno del Brasil, la realidad obviamente se impondrá. Mercosur ya es una Unión Aduanera, aunque imperfecta, y tiene como objetivo el Mercado Común. Se caminó mucho, no hay como recular. La integración no es fácil, pero de a poco se avanza. Brasil es una potencia mundial y líder regional. Aunque quiera no tiene sentido político abandonar a sus vecinos. En el Paraguay están instalados, por cuenta del Tratado, centenas de empresas brasileñas y en el viven centenas de miles de brasileños. Es la segunda colonia más grande fuera del país. Argentina es el país que más compra productos industrializados del Brasil y es la nacionalidad que más lo visita como turista. O sea, ignorar esa realidad y esos beneficios y responsabilidad es una idea de quien aún no ha tomado las riendas del poder.

Por otro lado, Brasil y México tienen una gran deuda con sus ciudadanos. Aunque estén en crisis económicas con millones de parados (sin empleos) principalmente Brasil, lo que le eligió a Bolsonaro es la cuenta pendiente de todos los gobiernos anteriores: la seguridad pública. O sea, la inseguridad ciudadana por la violencia. Brasil tiene 3% de la población mundial y más del 10% de los homicidios del mundo. La inseguridad en México no es menos. Basta leer las tapas de los diarios y constatar el asesinato en masa de estudiantes y policías, todos los días. Ambos necesitan de mucha actitud e inteligencia para combatir este mal.

Brasil arriesga muy bien su ministerio de Justicia y Seguridad Pública con el ministro Sergio Moro, ex juez que condenó a Lula y otras 150 persona en la operación “Lava Jato” que sigue su curso bajo la batuta de otra jueza y ya está en su más de su quincuagésima operación. México y Brasil están en manos de narcos. Tiene el mismo problema. México está al lado del mayor centro consumidor, Brasil tiene fronteras con los mayores centros de producción.  Crimen transnacional no se combate solo, necesita de mucha cooperación internacional e intercambio de informaciones, principalmente con los vecinos. Necesitan de mucho Soft Power (informaciones) de mucho Hard Power (armas y municiones) todo eso para llegar a los que Nye llama de Smart Power (poder inteligente).

El 95% de todos los homicidios en el Brasil no se investigan. Cuando se investiga poca gente va preso. Cuando va preso queda poco tiempo en la cárcel. Es casi una invitación al crimen. Pobreza no es sinónimo de violencia ni criminalidad. Al contrario, quien realmente sufre sus consecuencias son los pobres. Un camino para la seguridad es trabajar para disminuir la pobreza con educación y saneamiento básico en los barrios pobres. 

La inseguridad implica en no abrir nuevos negocios, implica en costos altos cuando se abre. Es necesario que el Estado agarre las riendas y coloque orden. El progreso será una consecuencia. O sea, el precio de la inseguridad es muy alto. Por más costo que tenga la seguridad pública de un país, siempre será más barata que la falta de seguridad. Hecha la cuenta, solo un gobierno sin capitán y sin presión puede dejar de invertir y preocuparse por la seguridad de sus ciudadanos.

Brasil tiene un problema grave y lo afecta mucho a corto plazo: su élite intelectual es atrasada, arrogante, caótica y trasnochada. ¿Qué esperar de un grupo que se denomina progresista y marcaba la pauta hasta hace poco que apoya Maduro en Venezuela, Castro en Cuba, Cristina en Buenos Aires y Ortega en Nicaragua? Y se presenta como salvador de una patria en pedazos cuyos destructores y autores de los escombros son ellos mismos.

Vivo aquí hace más de 30 años. Soy empresario y profesor universitario y veo muy mal al país. Tiene una clase de periodistas de las grandes emisoras muy resistentes al cambio y malísimamente preparada para lo que el país necesita. Ellos todavía no han percibido que el viejo sistema murió y el nuevo ha nacido. ¿Dónde se ha visto a alguien ganar la presidencia en Brasil desde su cama acostado y herido, sin tiempo en la TV, sin diputados, senadores ni concejales para pelear los votos de este inmenso país. Aquí realmente sucedió algo insólito en política: ha ganado una idea. La idea de ser contra a todo lo malo que se ha venido haciendo en los últimos 15 años. Los más insólito: hay gente que añora viejos tiempos de engaños en masa.

Los progresistas suelen dar saltos en el oscuro y el resultado suele ser catastrófico a medio y largo plazo, aunque engañen a corto plazo (Brasil, Venezuela…) los conservadores optan por el progreso paso a paso y a largo plazo obtienen mejores resultados. ¿Para que eso tenga sentido, cuanto tiempo necesitará Venezuela para poder volver  a ser lo que era hace 20 años? Estudios serios aquí en el Brasil muestran que para volver a ser como era en el 2010 hay que crecer 2,5% al año hasta el 2030. ¿Le parece poco? O sea, 20 años de atraso será el resultado más auspicioso que la izquierda “contribuyó” en el Brasil.

¡Feliz navidad y próspero año nuevo!
·        Tiene maestría y doctorado en Relaciones Internacionales. Es empresario (director y fundador de la red Castilla idiomas del Brasil) y profesor universitario (profesor titular de Relaciones Internacionales de la “Universidade da Amazônia” (2006-2018) en Brasil.

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