Caso Virgen del Paso –Itapé- (1963)

 Félix Gerardo Ibarra Prieto*

Virgen del Paso (Itapé) 


Yo fui una sola vez a visitar a la Virgen del Paso – Itapé- o como la llaman popularmente de Tupãsy Paso” en ese día hubo una gran confusión durante la misa campal, yo era una criatura con menos de diez años y estaba con mi abuelo Juan Pablo Ibarra. Seguro que él había ido a pagar alguna promesa por algún milagro en su vida por intermedio de la fe cristiana.

La gran confusión fue debido a unos estampidos simultáneos que tomó de sorpresa a todos los que estaban en el lugar: parecía que había sido reventado unas bombas con dinamitas programadas en serie, como un perfecto atentado terrorista para matar  a una gran cantidad de cristianos fervorosos presentes. Tipo Al Qaeda. Una guerra religiosa.

Sin embargo, no era. Ocurrió una detonación en serie, pero de los fluorescentes instalados para la ocasión. Técnicamente no sé lo que pasó, no obstante todos corrieron como bandas salvajes, uno pisoteando al que ya estaba caído o empujando a los lentos: mujeres y niños llorando desesperadamente. 

El campo de batalla (lugar de la misa) quedó abarrotado de chancletas, sandalias, zapatillas, zapatos, alpargatas y suecos, la mayoría sin par. 

Mi abuelo era muy tranquilo y yo agarrado de sus manos a un lado quedamos solo observando el bullicio desesperado de la multitud, “!Qué bárbaro!” dijo mi abuelo con aquella tranquilidad sabia, mirando a la multitud correr sin saber por qué ni adónde: algunos se arrojaron al agua, otros penetraban en el monte. Yo solo le miraba de abajo hacia arriba, intentando adivinar qué haríamos caso la muchedumbre se dirigiese a nuestro lado: medio agachadito con unas de las piernas flexionada hacia adelante listo para correr como los demás. 

Itapé tiene sus milagros y también sus sorpresas. A cada año la gente se acerca para agradecer o sencillamente participar de la fiesta religiosa, pero siempre la desatención y el revoltoso Río Tebicuary cobra su precio: ahogos.

La crónica que hoy voy a contar tiene que ver con el río y con la Virgen milagrosa de Itapé.

Don Román Frutos hizo una promesa: había estado enfermo y cuando se recuperara llevaría a la gente más pobre del lugar en un camión fletado para visitar a la Virgen del Paso en Itapé. No era en su día (18/12) sino algunas semanas después. Pobre había a montones en Yhacá, entonces pasajeros e invitados no faltarían, además ¿a quién no le gustaría ir de paseo a Tupãsy Paso, gratis?

Entre ellos estaban mis padres, recién casados (Danielito Ibarra y Mela Prieto de Ibarra) ellos se habían casado el 08/12 y probablemente el que escribe (Lalo Ibarra Prieto) ya estaba a esa fecha a la altura de la Trompa de Falopio, camino al ovocito para ser fecundado y transformado en embrión. También estaban los hermanos Herminio y Germán Frutos, hijos del pagador de promesas. Entre todos los invitados del promesero  también estaban tres bellas y jóvenes doncellas entre 16 y 20 años: Tía Pituca, Dora y Concepción, todos de los alrededores de la comunidad de Yhacá, la primera hermana de mi mamá.

La Virgen del Paso tiene su atractivo, y no es solo religioso. Bañarse en las aguas del río es lo que atrae a la gente en verano, estación propicia para refrescarse y, además sus aguas milagrosas son motivos más que especiales para arriesgar una zambullida. 

El primer milagro , según la historia, sucedió cuando una mujer salpicada por el agua del paso mojó y curó a su hijo enfermo cuando atravesaba en una frágil canoa junto a la milagrosa Virgen de Caacupé en su peregrinación de diciembre (1954) por todo el país.

Danielito (mi papá) 21 años, Herminio y Germán, un poco más maduros estaban relajados plácidamente en las aguas del paso cuando de repente se escuchó el alarido y gritos desesperados de la gente: tía Pituca, Dora y Concepción estaban siendo llevadas por la fuerte y traicionera correntada y el remolino del milagroso, pero bravo río. Gritos de alerta y desmayos de los presentes se multiplicaron, ellos (Danielito, Herminio, Germán y otros) nadaron desesperadamente para salvarlas. Tío Germán tuvo que acudir a su esposa (Tía Miniqui) que ya estaba desvanecida en la barranca, tío Herminio continuó hasta donde pudo y quedó para recibir a la primera a ser rescatada, tía Pituca, la segunda Concepción y entregada para ser llevada fuera del río y auxiliada por los socorristas. Sin embargo, una había desaparecido, Dora. ¿Y ahora?

“Fui a buscarle a Dora en el fondo y en la primera envestida no pude. Para volver a intentar tuve que nadar río arriba para poder tomar impulso, pero eso era muy agotador. Fui en la segunda y no la conseguí atrapar porque tampoco aguantaba quedarme mucho tiempo sin respirar, pero ya la había ubicado. Volví a nadar río arriba, ya muy, pero muy cansado y decidí irme a fondo por la tercera y última vez y allí pude alcanzarla y colocarla entre mis piernas para que ella con el ansia desesperada de salvarse no se agarrara en mí porque en ese caso -ambos nos ahogaríamos-” dijo mi papá en su buena memoria de casi 60 años atrás.

“Al salir me agarré a una piedra que emergía sobre el agua con Dora entre mis piernas moribunda y allí vinieron los otros héroes socorristas a llevarla río afuera sin antes tener que desgajarla dedo a dedo de sus manos incrustadas en mi cuerpo, fruto de la desesperación por salvarse. Me quedé allí enganchado y muy cansado a la piedra que descollaba del río hasta recuperar algo de mi fuerza que a mis 21 años se había agotado casi que totalmente” - agregó nuestro héroe de Itapé - 

“Y al salir del río me quedé como un ternero que acababa de nacer, totalmente con las piernas tambaleantes casi sin fuerzas para estar de pie, mientras la multitud presente intentaba recobrar la vida de Dora” -dijo, finalmente-

“Había mucha gente en el local para hacer lo que sea, todos con mucha fe y coraje, pero pocos sabían nadar, Danielito y yo buceamos para buscar a Dora que había desaparecido, ya Pituca y Concepción fueron rescatadas al comienzo antes de que desaparecieran, con ellas fue más fácil” agregó también Florencio Valdez, uno de los excursionistas que ya no tiene muy bien claro lo sucedido por haber sido más de medio siglo atrás.

Seguro que habrá habido muchos otros héroes y heroínas anónimos en ese día casi trágico, al final quitar del fondo del río es solo uno de los pasos necesarios para recuperar la vida de una persona prácticamente ahogada. 

“Recuerdo que Obdulio Romero y yo corríamos entre las canoas atracadas en la orilla del río para poder salvar a mi madre (Ña Quité) hermana de Don Román que quería arrojarse al agua para poder de alguna forma salvar a su hija Dora, yo era aún muy niño y no tenía mucha conciencia de lo que pasó, pero esa película queda en mi memoria viendo una madre desesperada” relata Chiquitín Benítez, hermano de Dora y Concepción Benítez al recordarse casi 60 años después de este memorable episodio en Tupãsy Paso.

 Mi papá siempre nos relataba ese episodio una y otras veces, sin embargo parecía que su reseña estaba acompañada de una cierta incomprensión, un cierto olvido de un acto heroico que solo él sabía lo que le costó. Él había dado todo de sí y solo él sabía y sentía hasta donde pudo ir su extremo sacrifico humano. Al final, el rescate de cualquier individuo es un acto de coraje y al ahogado mucho más, porque en el desespero de salvarse uno se agarra con uñas y dientes a lo que haya. El sentimiento más fuerte del ser humano, todos sabemos es la supervivencia.

Un domingo de sol radiante amazónico recibo una llamada desde Buenos Aires y una voz limpia con acento porteño y de sonoridad Paraguaya inconfundibles, alguien me pregunta quién es mi papá. Era Chiquitín y ahí renace esta historia conmovedora cuyo olvido de las hermanas a sus salvadores (mi padre y otros) ya llevaban más de medio siglo sin haberle dado las gracias. Entre sollozos y reminiscencias revivimos la historia y él, Chiquitín, me pide en nombre de sus hermanas y del suyo propio que haga llegar a mi papá las muchas gracias “más vale tarde que nunca”

Le comenté a mi padre (Danielito)  sobre nuestra conversación, y lo bueno fue que en vida todos tuvieron la oportunidad de dar y de recibir los agradecimientos por más un acto milagroso que con seguridad podemos atribuir a la Virgen del Paso. Lo concreto es que, más de 50 años después, todos los citados continúan vivos, con hijos, nietos y bisnietos algunos, lo que de por sí ya es otro milagro de la naturaleza. Revivir todo eso en una época tan difícil como la que todos estamos atravesando es señal de vida. ¡Todo esto, gracias a Yhacá Syry, Radio internacional! 

*es empresario y profesor universitario en Brasil. Yhaqueño.

Comentarios

Francisco Prieto ha dicho que…
Lalo excelente narracion historica y milagrosa, aunque descocia el episodio me enorgullece saber algo de Don Daniel Ibarra, por donde yo anduve tambien conviviendo con la familia en mi epoca de colegio estudiando y trabajando con Victor porque eramos compañeros del curso en el Colegio Yhacá hoy por hoy. Felicitaciones por este hermoso relato de parte de Francisco Prieto un Yhaqueño Punta guaré avei. Che rory ha che mbovy'a ne rembiapo.
Unknown ha dicho que…
Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, me llamo Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor ambiente, por favor comuníquese con el Dr. ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com también puede llamar o WhatsApp +2348052394128

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