LAMBARÉ: GUIDO INTENDENTE Y, ¿POR QUÉ?
FÉLIX GERARDO IBARRA PRIETO*
La ciudad cuyo símbolo es el cacique, e incluso posee una estatua en su
homenaje en la punta de un cerro del mismo nombre, no le corresponde.
Corresponde a la ciudad de Asunción por una decisión política autoritaria de la
época. Años atrás, el parlamento decidió devolver a la ciudad su símbolo mayor
y los territorios arrancados a fuerza, y otro lambareño que ocupaba la presidencia
lo vetó. Ambos sujetos de la política son antagónicos: el usurpador es
anticomunista, y el que lo vetó es simpatizante. O sea, Lambaré necesita de
político y una política capaz que lo administre, lo defienda y proteja.
Urgentemente. No es una cuestión ideológica, sino pragmática y práctica.
La administración de la ciudad de Lambaré siempre ha estado presente en la
tapa de los diarios por los escándalos políticos no muy auspiciosos de la
administración pública. Su último intendente del P.L.R.A no terminó el mandato por
motivos políticos-judiciales y policiales, y lo tuvo que sustituir el
presidente de la junta municipal por ley y por opción de sus pares: Guido
González. Ese, en pocos meses, se remangó la camisa de los brazos y los
pantalones y se puso a trabajar duro. A colocar la casa en orden. Deudas y más
deudas. Funcionarios municipales en
exceso, sin funciones y con sueldos atrasados. Contratos sobrefacturados y no
honrados, en fin, un caos administrativo.
¿Qué hizo Guido? Terminó con las licitaciones amañadas y contrató gente
para trabajar en la calle, resolviendo los problemas reales de la ciudad:
baches y basuras. La mayoría de la gente
quiere un sueldo, un lugar seguro y no trabajo. Guido contrató trabajadores
necesitados de sueldo, lugareños y que ayudaron a la ciudad a cambiar un poco
su cara y con mucho menos precio. En síntesis: menos gente en las oficinas
apretadas sin tener mucho que hacer y mucho más operarios reales en las calles
donde realmente la ciudad los necesita. Guido atacó los problemas reales.
Él tiene esa capacidad: es humilde, enfrente los problemas de frente y tiene la
sabiduría de quedarse callado ente la estupidez de otros actores políticos, que
todos saben de sus intenciones. Intenciones reales ampliamente conocidas y
divulgadas y que forman parte del círculo político que vetó la devolución de la
ciudad de Lambaré al regazo materno.
Guido tiene su origen en el Paraguay profundo, de los alrededores del
Guiará y Paraguarí, donde ambos departamentos se confunden. Viene de Tebicuary-mí, tierra de cañeros,
cuna de políticos, de poetas errantes y hombres valientes. Guido forma
parte de una familia de diez hijos cuya madre quedó viuda a muy temprana edad
con el décimo embarazo en curso. Su mamá les dio responsabilidad a todos sus
hijos: Vicente, Juana y Genarito (QEPD) entre ellos los más creciditos. Todos los
demás eran niños y el último – Luz Bella – aun embrionaria. O sea, saben lo que
es necesario hacer para resolver los problemas y enfrentar los desafíos, por
más imposible que puedan parecer. Es
capaz de cambiar la realidad, aunque a muchos les parezca difícil o simplemente
imposible.
Y Guido en poco tiempo supo cómo empezar, sabía, como concejal, los serios
problemas de la administración y por consecuencia de dónde comenzar: por las
finanzas. Deudas impagables, demandas
multimillonarias de los acreedores, sin créditos en los bancos y con la
ausencia de acuerdos con los entes estatales – Ministerio de Hacienda – por
falta de pagos. Todo ello se ha ido resolviendo, gracias a su experiencia
personal de empresario y creedor de confianza personal de la banca para poder
prestar fondos a título personal para solucionar el grave problema municipal. Un
milagro para la ciudad porque la mayoría de los políticos se aprovechan de lo
púbico para aumentar su caldo personal.
Estoy escribiendo esto porque le conozco desde niño, es mi amigo personal y
mi primo hermano, la heroína, su madre, mi tía Miniqui (QEPD) es hermana de la
mía y acompaño su evolución política desde 2015 como concejal hasta su
posterior asunción a la intendencia municipal, aunque en una elección indirecta
pero muy necesaria y urgente. Hablo con
él periódicamente y jamás he escuchado de su cabeza ideas descabelladas y
cabezudas para beneficios pecuniarios personales, sino siempre dispuesto a usar
su experiencia personal empresarial privada exitosa, para servir a la ciudad
que tanto ama: Lambaré. He participado como invitado en las secciones del
concejo municipal y he reunido con sus auxiliares directos en varios almuerzos
informales donde nunca he escuchado propuestas indecentes, sino la solución de
los problemas reales y políticos de la ciudad.
Cuando una administración municipal está repleta de gente en pequeñas
oficinas sin mucho que hacer, con sueldos atrasados y concejales sin dietas;
sin créditos en las blancos de la plaza pública y privada, sin acuerdos con los
entes recaudadores como los fondos de royalties
y Ministerio de Hacienda es porque esa ciudad está en el fondo del pozo.
¿Qué hacer? ¿Cómo rescatar esa confianza de todos? De la ciudadanía hacia
la política en primero lugar, de los prestadores de servicios, de los bancos,
etc. Bueno, no es tarea fácil, sin embargo, Guido consiguió en plena pandemia
del covid-19 quitarle a la ciudad de Lambaré de la terapia intensiva y
colocarle en la intermedia aun con la necesidad de oxígeno, pero desentubado y
mejorando. Probó que es capaz y, por eso a mi entender, merece ser elegido como
el próximo administrador político de Lambaré.
Hay una frase célebre que usamos los profesores y empresarios: “Los resultados del pasado no garanten el
futuro” – ¿será que todo eso es suficiente para darle los votos? La
respuesta es sencilla. Mirando por el retrovisor podemos encontrar buenas
alternativas de cambios de carril y poder andar mejor y más rápido, podemos ver
y procesar los errores del pasado y recuperar la confianza en el futuro. Para eso,
son necesarias pericia, perspicacia, audacia e incluso experiencia y
malicia. Guido tiene todo eso. ¡Fuerza,
Lambaré, suerte y adelante siempre!
*Félix
Gerardo Ibarra Prieto. Es empresario y profesor universitario en Brasil.
Comentarios